EL AUGE REVOLUCIONARIO DE LOS 70

 

Las dos "fuas" y la lenta agonía de un proyecto

Muertes violentas de sindicalistas como Augusto Vandor y José Alonso y las distintas variantes del sufijo "azo" (viborazo, tucumanazo, mendozazo, animanazo, rocazo) descorren el velo de una sociedad en cuyas entrañas anida la crisis. Días después del hallazgo del cadáver del ex presidente militar Pedro Eugenio Aramburu -secuestrado y muerto por un comando montonero- el régimen ensaya el recambio. Cae Onganía bajo la presión de los sectores de las Fuerzas Armadas que lidera el general Alejandro Lanusse y se nombra sucesor a un general con destino en la Junta Interamericana de Defensa: Roberto Marcelo Levingston. Millones de argentinos aguardan ansiosos la aparición de Levingston en lo alto de la escalerilla del avión que lo trajo a Buenos Aires para poder conocerle la cara -por televisión- al nuevo primer mandatario.

Mientras en la Argentina la ciudadanía se esfuerza por discernir cómo debe manejarse con los flamantes "pesos ley 18.188", en Chile gana las elecciones la Unidad Popular, una coalición de partidos de la izquierda socialista y comunista. Con la presidencia de Salvador Allende se inaugura una etapa que observadores políticos designan como "la vía pacífica al socialismo".

La fugaz experiencia de Levingston en el sillón de Rivadavia toca a su fin cuando Lanusse asume oficialmente el poder que ya detentaba desde el Comando en Jefe. El gobierno anuncia que ha llegado el tiempo político -prometido por Onganía antes de deslizar su deseo de perpetuación- y con bombos y platillos se lanza un mecanismo de diálogo y participación: el Gran Acuerdo Nacional (GAN).

Ese año de 1971 es el de la fractura de la FUA. Un segmento es hegemonizado por el ala universitaria del comunismo prosoviético: el Movimiento de Orientación Reformista (MOR). Periodística y popularmente se la identifica como FUA-La Plata, presidida por Hugo Varsky.

Sin embargo, la mayor aglutinación de Centros y Federaciones regionales se anota en la llamada FUA-Córdoba, producto de la coalición de Franja Morada con el Movimiento Nacional Reformista. Preside la FIJA-Córdoba un estudiante socialista de La Plata, Domingo Teruggi, reemplazado en el Congreso por un dirigente del riñón del MNR, Néstor Jaimovich. Lo secunda como secretario general el primer franjista en alcanzar un alto cargo en la dirección fuista: Marcelo Stubrin.

La FUA-Córdoba se define en diciembre de 1971 al denunciar a "la dependencia y el latifundio" como dos de los principales males que aquejan al país. Y dice del Gran Acuerdo Nacional (GAN): "se debe desembocar en elecciones libres, sin condicionamientos ni proscripciones, pero también la única garantía al respecto la otorgará el pueblo organizado en la resistencia".

La dirección de la central surgida del Congreso que se celebra en la provincia mediterránea lanza, también, una advertencia: "nadie debe olvidar que el sectarismo desvinculado de las masas sólo logra incrementar las condiciones para el nacimiento de una dictadura ultraderechista".

Estas definiciones se conocen desde una provincia que ha sido testigo de nuevas formas de organización estudiantil. El modelo del Cuerpo de Delegados es acunado en la Facultad de Ingeniería de Córdoba, como intento por dinamizar la relación entre la dirigencia y las bases.

El ensayo se extiende como reguero de pólvora hacia otras Facultades como las de Arquitectura y Filosofía, para luego expandirse, con menos fuerza, a Buenos Aires. El fenómeno no tiene en la capital metropolitana el perfil cordobés de los Cuerpos de Delegados, afines a lo que se da en llamar el sindicalismo combativo con epicentro en las industrias del ramo automotor.

A pesar de que ciertas interpretaciones políticas suponen que los Cuerpos son antagónicos con la tradicional institución de los Centros, se presentan casos de armónica complementación.

En el país agoniza el proyecto de la Revolución Argentina en el que se habían embarcado los generales "azules". En un intento por apaciguar las borrascas, se devuelve a Perón el cadáver embalsamado de su esposa Eva, operativo que se cumple en un camposanto de Italia. Pero, aquí siguen campeando las soluciones violentas.

Un comando del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) secuestra y asesina al industrial italiano Oberdam Sallustro, del directorio de Fiat-Argentina. En la base Almirante Zar, de Trelew, son abatidos 16 guerrilleros en un presunto intento de fuga. Hay quienes hablan de la aniquilación lisa y llana de los detenidos.

El 17 de noviembre de 1972 regresa temporariamente a la Argentina, tras 17 años de exilio, el ex presidente Perón, eje de la gran convergencia opositora al régimen militar, la Hora del Pueblo, alrededor de la cual se nuclean peronistas, radicales, socialistas, desarrollistas y democristianos, entre otros.

Elecciones generales: la cuenta regresiva

Sectores de la clase media habían ingresado por oleadas en las Universidades, portándolas con sus nuevas ideas e incorporándose, a veces, de modo masivo en las llamadas "cátedras nacionales" y paralelas desde donde se combaten las concepciones de los grupos académicos tradicionales. Hasta la FUA pierde influencia a expensas de las agrupaciones que proliferan :enfrascándose en la captación de adherentes.

En Mar del Plata, víctima de un atentado que la prensa adjudica a grupos de la ultraderecha, muere la estudiante de Arquitectura Silvia Filler. Estudiantes de todo el país reaccionan repudiando el hecho con manifestaciones, asambleas y ocupaciones de sedes universitarias.

La mera voluntad ya es inútil para frenar la espiral de violencia. En los actos estudiantiles se escucha corear a voz en cuello consignas que glorifican la muerte heroica, a mitificar la propia pérdida de la vida por un ideal y esta música suena a preludio de baño de sangre. "ERP, ERP, morir o vencer", "La vida por Perón", "El pueblo armado, jamás será aplastado", son los cánticos que los jóvenes hacen retumbar como gritos de guerra.

Más moderados son los estribillos de otras fuerzas de envergadura, distanciadas de la ultraizquierda. "Unamos nuestros brazos por otro Cordobazo", canta el PC. "Yrigoyen, Alem, lucha sin cuartel" y "Radicalismo, es antiimperialismo", cantan sectores de la Franja Morada. "Se va a acabar, la dictadura militar", se encuentran repentinamente entonando todos.

La comunidad universitaria crece. En pocos meses, las universidades nacionales pasan de 9 a 26. Es la consecuencia de la aplicación del plan de regionalización y redimensionamiento ideado por un funcionario ex decano de la Facultad de Farmacia de la UBA, Alberto Taquini (h).

El crecimiento de la matrícula hace pensar al gobierno que existe una "mayoría silenciosa". Se ordena una investigación y, de acuerdo a trascendidos periodísticos, se determinan que la FUA-Córdoba sólo representa a un diez por ciento de la masa total de estudiantes. Sobre la base de este cálculo hay asesores educacionales que sugieren estimular la aproximación de los alumnos a los Centros, lo que redundaría en una moderación de los proyectos.

No obstante, la cuenta regresiva para la fecha de las elecciones generales alimenta la ansiedad de esas mayorías, que activa o pasivamente esperan el adiós de la dictadura.

Millares de estudiantes de todos los colores políticos intervienen en la campaña electoral. Son los jóvenes, en general, los que asumen un protagonismo jamás visto en la historia política de la Argentina. El Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), imposibilitado de presentar la candidatura de Perón, pero plenamente identificado con el desterrado líder, se impone en los comicios con casi el 49 por ciento de los votos escrutados al momento de cerrarse los cómputos. No hay "ballotage" o segunda vuelta, como está contemplado en el novedoso régimen electoral ideado por el gobierno.

La fórmula ganadora, Cámpora-Solano Lima, asume el 25 de mayo, en medio de festejos populares que permiten comprobar el crecimiento de los sectores de izquierda del peronismo. Las urnas pletóricas de votos justicialistas presagian nuevos vientos para la Universidad. "La UBA (refundada Universidad Nacional y Popular) debe ser motor de la revolución cultural", dice el flamante ministro de Educación, Jorge Taiana, al poner en funciones al delegado interventor, Rodolfo Puiggrós. El delegado rectora¡ es uno de los ideólogos del ala izquierda del justicialismo, a la par del sociólogo Juan José Hernández Arregui y John William Cooke. Hernández Arregui es recordado en la Facultad de Filosofía y Letras por haber reunido en clases teóricas a casi tres mil alumnos. Una de las primeras decisiones de Puiggros es hacer añicos el convenio que la UBA tenía con la Fundación Ford.

Las puertas de las universidades se abren de par en par a millares de nuevos ingresantes, sin trabas de tipo formal. Acceden por primera vez a las aulas jóvenes provenientes de las capas sociales de más bajos ingresos, aunque es ínfimo el porcentaje de alumnos hijos de familias de obreros industriales.

La Universidad reincorpora a centenares de profesionales y profesores que habían sido marginados por razones políticas y se reelaboran planes de estudio, en un marco de generosa discusión y participación. Ya no hay hombres y libros vedados, pero las novedosas experiencias curriculares y de investigación progresan de modo desigual y desordenado.

El peronismo cumple su promesa de una "Universidad abierta al pueblo", pero tropieza con serias dificultades políticas, económicas y culturales para progresar en su objetivo de ponerla "al servicio de la liberación".

Un párrafo que echa luz sobre la concepción de la Universidad que impera en el justicialismo figura en un documento emitido por la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires. En dicho fragmento, Puiggrós cita a Perón: "el hecho de que una institución sea autónoma o autárquica no implica necesariamente que sea democrática -dice Perón- porque son términos que no guardan relación. Como tampoco el carácter democrático se adquiere por la circunstancia de que la institución elija sus propias autoridades, pues si la elección se hace por y entre un círculo cerrado o entre una clase determinada, el sistema, lejos de ser democrático, resultará aristocrático, plutocrático, teocrático, y, en términos generales, oligárquico".

Y continúa el texto del documento: "Coherentemente . con esos enunciados del general Perón, declaraba el compañero Puiggrós en un reportaje del día 12 de junio (1973), que no habrá discriminaciones ideológicas. Pero por supuesto quiero aclarar que no las habrá en función de los objetivos nacionales y populares. Pero nosotros no podemos ser tolerantes con quienes conspiran contra el país abiertamente".

El fenómeno de la militancia setentista estalla en las Facultades, pero no son pocos los que piensan que la democracia es sólo un medio para llegar a un fin: el cambio revolucionario de las estructuras económico-sociales. Predominan las concepciones de la lucha de clases y su adaptación a "las peculiariedades que ella adopta en la sociedad argentina", según puede leerse en documentos de tendencias nacionalistas y revolucionarias.

Emerge así la Juventud Universitaria Peronista (JUP) como imán de todos los grupos universitarios de esa extracción, exceptuando a los que la agrupación califica de "la derecha del movimiento".

Hay una frase que, invocada o no, domina el panorama de los nucleamientos "vanguardistas": "cuanto peor, mejor". Cuanto antes "las masas se desilusionen de la democracia burguesa, el proceso revolucionario se acelerará". Pero, cada agrupación se atribuye para sí el rol de vanguardia. Desde el "frentepopulismo" del PC a la fetichización del fusil de las organizaciones armadas, la Universidad se convierte en arena de combate ideológico.

Cambia la correlación de fuerzas en el movimiento estudiantil

La FUA presidida por Miguel Godoy (MNR) celebra en Córdoba su XIII Congreso, que lleva, por primera vez, a la cima presidencial a un dirigente de la Franja Morada, Federico Storani.

La división en el movimiento estudiantil, arrastre de la etapa predemocrática, persiste tenazmente. En la Facultad de Medicina de la UBA, el 21 y 22 de diciembre de 1973, sesiona el Congreso fundador de la Federación Universitaria para la Liberación Nacional de Buenos Aires (FULNBA).

El nuevo organismo, que reemplaza a la FUBA, es fruto de un acuerdo entre la dominante JUP, la fracción balbinista de la Franja Morada-Juventud Radical Revolucionaria y el MOR-PC.

En el Aula Magna de Medicina hay duelos verbales de durísimo calibre, escaramuzas a golpes de puño y palos entre barras de antiguos enconos que involucran al MORPC, el FAUDI-PCR y la Tendencia Estudiantil Revolucionaria Socialista (TERS), ala estudiantil del partido trotsquista Política Obrera (PO).

Se delibera agitadamente en el plenario portas permanentes interrupciones a los oradores, cuyas voces resultan a menudo inaudibles por las estruendosas rechiflas y el batir de bombos y tamboriles. Ni siquiera hay acuerdo cuando desde la presidencia se invita a entonar las estrofas del Himno Nacional.

Trasnochados y desfallecientes, los delegados aprueban la elección de una Junta que presidente Miguel Talento (JUP) y lleva como secretario a Rafael Pascual (FM-JRR).

La JUP, intrínsecamente antirreformista, motoriza consignas como la de "construir la Universidad al servicio de los intereses populares" y la de "crear profesionales al servicio de la liberación".

Crónicas periodísticas apuntan que el balance nacional de las elecciones de Centros de Estudiantes de 1973 arroja una ventaja para la JUP-Regional de unos 24.000 votos, seguida por la Franja Morada con 23.000, el MOR-PC con 22.000, el FAUDI-TUPAC con 16.500 y el MNR con 13.000. El proceso de elección de autoridades estudiantiles es el más representativo, por caudal de sufragios, en la historia del movimiento estudiantil argentino. Han emitido su voto en 74 Centros, más de 110.000 empadronados, o sea un porcentaje superior al 50 por ciento de los alumnos inscriptos, caudal jamás antes alcanzado.

El gobierno de Cámpora, influido y rodeado por los sectores más radicalizados del peronismo, también se anota un registro casi sin precedentes: dura escasos 49 días. Fuertes presiones apuran un nuevo retorno al país de Perón para que asuma todo el poder, hecho que consuma con una nueva convocatoria a comicios producida por el presidente provisional, Raúl Lastiri, titular de la Cámara de Diputados.

El nuevo diseño de política universitaria ideado por Taiana-Puiggrós se derrumba como un castillo de naipes. Comienzan a sonar lejanas las premisas que habían enunciado sobre "la democratización de la enseñanza, (...) teniendo preferencial atención hacia el sector amplio del estudiantado que trabaja (...); la inserción real de la Universidad en la comunidad nacional (...); la ruptura con la dependencia económica y cultural (...); la investigación y el trabajo al servicio de los intereses del pueblo".

El 19 de junio de 1973, Perón, su esposa María Estela Martínez y una comitiva de allegados abandona, por última vez, la quinta de Puerta de Hierro, en Madrid. En el aeropuerto de Barajas le brinda su despedida el generalísimo Francisco Franco.

En la mañana del 20 de junio, una de las más grandes movilizaciones populares de la historia de Latinoamérica, se reúne en las proximidades del Puente 12 y los bosques de Ezeiza. Los periodistas apostados cerca del palco desde donde se supone que dirigirá su discurso Perón ensayan distintas fórmulas de cálculo para mensurar una estremecedora multitud, una imponente masa humana cuyos confines se pierden en el horizonte.

El enfrentamiento entre las alas izquierda y derecha del peronismo que venía incubándose hace eclosión súbita en forma de choques armados. Una pesadilla de disparos y avalanchas deja un tendal de heridos y muertos en número imposible de precisar. El avión que trae a Perón es desviado hacia una base aérea de Morón en la provincia de Buenos Aires.

Otra conmoción: el sangriento pustch militar que acaba con el gobierno y la vida de Salvador Allende. Centenares de miles de personas inundan las avenidas de Buenos Aires hasta confluir en el llamado "Funeral Cívico" del presidente depuesto por el general Augusto Pinochet. Millares de manifestantes son aportados por el movimiento estudiantil que disciplinadamente acata las convocatorias de Centros y agrupaciones.

El 23 de septiembre de 1973 la fórmula Juan Perón Isabel Perón obtiene un abrumador respaldo de 7.200.000 votos, el 61 por ciento de los emitidos.

Se dicta la Ley Universitaria, 20.654, votada unánimemente, en el Congreso, aunque la bancada radical expresa su disconformidad porque hace a un lado principios de la Reforma. Sin embargo, es la UCR, a través de Franja Morada, la que reclama la aplicación de la ley y la normalización de las Universidades. Uno de los artículos que son cuestionados es el que deja abierta la posibilidad de ordenar la intervención de las casas de estudio.

En el movimiento estudiantil, pese a las discrepancias, soplan vientos unificadores. El primer intento es el de construir una Central Única de Centros y Federaciones en 1974.

Nadie quiere ceder, sin embargo, un palmo de terreno. La FUA-Córdoba, que alberga a la Franja, el MNR el FAUDI, el TUPAC y la TERS polemizan con la JUP y el MOR, que insisten en reivindicar las siglas FUA-La Plata, Entre conciliábulos y febriles negociaciones, la FUA Córdoba reclama a la FUA-La Plata que se presente a la convergencia como MOR. El peronismo se desgaja en la JUP-Lealtad, que trata de tomar distancia de los grupos armados del peronismo, y el Frente Estudiantil Nacional - Organización Universitaria Peronista (FEN-OUP), más próximo a los sectores ortodoxos. Como el peronismo no ha participado plenamente en los diversos comicios estudiantiles pide aguardar hasta que las conducciones estén legitimadas para citar al Congreso Unificador.

El poderío de la JUP, no obstante, se ve afectado por los episodios del 1 ° de Mayo en la Fiesta del Trabajo y concentración popular de la Plaza de Mayo, durante la cual es insultada y expulsada la izquierda peronista. La muerte de Perón, el 1 ° de julio, precipita la crisis y el desmembramiento. La sucesión recae en la esposa del caudillo fallecido, quien nombra ministro de Educación a un ortodoxo de la primera hora, Oscar Ivanissevich, de 79 años, quien ya había ocupado la cartera durante la primera presidencia justicialista.

El virus de la división

A los interventores Puiggrós, Ernesto Villanueva y Solano Lima, los había sucedido en la UBA Raúl Lagussi. El 6 de septiembre atentan con explosivos contra la vivienda de Lagussi y muere su pequeño hijo. Esa noche, en la Facultad de Derecho, dirigentes de la JUP anuncian la autoclandestinización de "Montoneros" y el inicio de acciones armadas contra los "agentes de la oligarquía". Dirigentes de la JUP en la FULNBA se ven obligados a explicar a periodistas, al día siguiente, que no se han autoilegalizado y continúan actuando en los organismos de masas.

La denominada "Misión lnvanissevich" comienza a andar con el nombramiento del nuevo interventor: Alberto Ottalagano. Los nucleamientos estudiantiles rechazan la designación y acusan de "fascista" al nuevo rector. A la vez, resisten la implementación de un novedoso sistema de ingreso, el "tríptico" de materias, al que califican de "limitacionista y retrógrado". Manifestaciones recorren el centro de la ciudad de Buenos Aires al grito de "Ottalagano, te vas o te rajamos".

Otro foco de resistencia estalla en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), en donde las agrupaciones coinciden en acusar al rector de ser "un militante neonazi".

Enrarecido el clima político nacional, el viernes 8 de noviembre una delegación de FULNBA encabezada por Talento y Pascual se entrevista con el líder radical Ricardo Balbín. Los dirigentes estudiantiles le transmiten la preocupación de la comunidad universitaria por lo que interpretan como "una ofensiva a gran escala" contra la vida democrática en los claustros y la enseñanza pública.

Ese año de 1974, los argentinos siguen por televisión, con no poca extrañeza y curiosidad, los detalles del video que muestra al presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, anunciarle a su país que renunciará, como consecuencia del escándalo provocado por las pruebas de espionaje republicano contra la sede demócrata en el edificio Watergate.

En 1975, acumuladas por decenas las muertes por actos de terrorismo, se vive bajo el miedo de las amenazas y las intimidaciones. Los periódicos y noticieros dan cuenta de las actividades de los comandos de la Alianza Anticomunista Argentina (La Triple "A") que los comentarios de la calle y de los corrillos políticos atribuyen al ministro de Bienestar Social, José López Rega.

El compromiso- estudiantil pasa por lograr la convocatoria al Congreso Unificador y se decide una reunión para principios de junio en la ciudad de Rosario. Días antes, la FUA-Córdoba plantea en un documento que "la unidad del movimiento estudiantil no es para esta Federación un simple acuerdo de agrupaciones. Es, por sobre todas las colas, la plasmación de cuál es el papel que el movimiento estudiantil debe jugar en el proceso de liberación nacional que nuestro pueblo aspira".

"En este momento -continúa la FUA-Córdoba- lo fundamental no es la preponderancia de la FUA o el Consejo Nacional de Federaciones y Centros (CNFC); lo fundamental es la permanencia o no de la actual política universitaria. Y esto no se resuelve con la concreción de un Congreso que el grueso del estudiantado podría discutir, sino con la puesta en marcha de planes de lucha y movilización entre ambas centrales."

En las conversaciones previas se barajan fórmulas que permitan el reencuentro de las grandes organizaciones del ámbito universitario. Se pide la aplicación de la Ley, la normalización, la plena legalidad de los Centros, la libertad de los alumnos detenidos a disposición del Poder Ejecutivo y preparar una campaña contra el terrorismo exigiendo la investigación de los crímenes.

Dirigentes de todas las tendencias se reúnen en la Facultad de Ingeniería de Rosario, deliberando durante más de 14 horas. Fatigosamente se consigue acordar el llamado al Primer Congreso Nacional Unificador y se entra en cuarto intermedio.

Pero el virus divisionista vuelve a expandirse por los organismos estudiantiles. Apenas un amago de reencuentro se produce a fines de junio, cuando estudiantes se confunden en las abigarradas columnas de trabajadores que colman la Plaza de Mayo en demanda de la renuncia de López Rega, quien finalmente deja el país, nombrado embajador plenipotenciario.

Paulatinamente, expresiones como la Franja, el MOR y el MNR se distancian de la JUP, a la que ven comprometida con el accionar de Montoneros. El aislamiento de las organizaciones armadas de la izquierda se hace cada vez más evidente, desacomodadas frente a las reglas de juego de la democracia.

Lentamente se camina hacia un fracaso en el proyecto de unificación en una Central Única. Las divisiones, que hasta hace poco enriquecían el debate democrático en las organizaciones de masas de los estudiantes, se ahondan a niveles insostenibles.

La JUP, que había sufrido un retroceso en los últimos procesos eleccionarios, se ve envuelta en el torbellino de las luchas internas en el peronismo.

El jueves 2 de octubre se difunde un documento que suscriben radicales, socialistas y comunistas. "Las coincidencias mayoritarias logradas en el proceso de lucha que permitieron avanzar en la reconquista del libre ejercicio de la soberanía popular, se continúan hoy en el compromiso de todas las fuerzas populares de garantizar la continuidad de la etapa político-institucional abierta hace dos años."

"Su ruptura -dicen- posibilitaría mediante un golpe de estado, la liquidación de las más elementales libertades públicas, la supresión de los mecanismos de expresión popular y la reinstauración plena de los intereses del imperialismo y la oligarquía. Esta unanimidad de respetar el libre ejercicio de la voluntad de nuestro pueblo encuentra en su camino la acción provocadora de la violencia de la derecha, alimentada por la reacción y la CIA, aún sin investigar y todavía en auge, y el permanente accionar de sectores de ultraizquierda que, independientemente de las razones que invocan, aportan objetivamente a través de actos terroristas a crear las condiciones necesarias para la gestación de una intentona golpista."

"Para construir la Universidad -añaden- los estudiantes reformistas tenemos una propuesta justa que recoge los anhelos de la inmensa mayoría de los universitarios. Creemos que los postulados de la Reforma Universitaria constituyen hoy una base adecuada para el programa que permita poner la enseñanza superior al servicio del país. Por eso no nos asombran los ataques de los sectores comprometidos con las concepciones más reaccionarias en materia educacional, que se emparentan con la anterior gestión universitaria, la tristemente célebre Misión Ivanissevich. Para miles de estudiantes las declaraciones del Ministro Arrighi son un agravio gratuito."

Aluden de este modo a declaraciones del ministro Pedro Arrighi, quien al pronunciar un discurso en la Escuela Superior de Guerra dice que la Reforma Universitaria "tuvo inspiración bolchevique".

El fracaso de la iniciativa unitaria sobreviene durante el Congreso Nacional de Centros que delibera en Buenos Aires, el 14 de diciembre. Los delegados de la FUA Córdoba se concentran en la Facultad de Ingeniería y los de la FULNBA en Medicina. Los primeros sostienen que el proceso de renovación de autoridades de Centros no se ha dado naturalmente y dicha irregularidad es un estorbo para reestructurar la FUA única. Los segundos afirman que el mayor imperativo es aglutinar fuerzas contra "la Misión Ivanissevich".

La FUA-Córdoba se pronuncia claramente "contra el accionar de poderosos monopolios extranjeros ligados a la oligarquía terrateniente que (...) han perjudicado la economía de las mayorías nacionales".

Se condena "al terrorismo, tanto de derecha como de izquierda, por coincidir en marginar al pueblo, único protagonista de la historia". "Ante la falta de una política coherente -se señala- que dé respuesta a las necesidades populares (...) hay que retomar la bandera de la unidad nacional, señalada por los grandes movimientos populares argentinos: peronismo y radicalismo. (...) Sólo la liberación nacional podrá terminar con las lacras de la venalidad y la corrupción introducidas en nuestro país por los monopolios extranjeros en combinación con la oligarquía, que pretenden transformar a la Argentina en una colonia."

La FUA-Córdoba reitera su reclamo de aplicación de la Ley Universitaria para que "la juventud no se vuelque a la frustración abriendo el campo propicio para el terrorismo".

Las cartas están echadas. Montoneros y ERP queman sus últimos cartuchos en acciones que causan elevado número de bajas entre sus efectivos. En los montes tucumanos, las Fuerzas Armadas apagan los focos guerrilleros, bajo la orden de "aniquilación total de la subversión" que había firmado el presidente del Senado, Italo Luder, durante su breve interinato en el Poder Ejecutivo.

El fantasma del golpe de estado comienza a corporizarse. Diarios tradicionales hablan de desgobierno y vacío de poder. Los más audaces arriesgan la fecha del levantamiento militar: será después del verano del '76. Aciertan. El 23 de marzo de 1976, cerca de la medianoche, horas después de que por televisión se transmitiese un partido por la Copa Libertadores y a cinco días que Balbín hiciese un llamamiento porque "cinco minutos antes de la muerte" todavía hay esperanza, la presidente es conducida bajo arresto, en un helicóptero, hasta la base militar del Aeroparque.

El 24 de marzo, por la mañana, y mediante la cadena nacional de radiodifusión, el teniente general Jorge Rafael Videla le dice a los argentinos que el gobierno de las Fuerzas Armadas tiene dos enemigos que combatir: "los subversivos y los corruptos".