GENERACIÓN DEL 80

 

 

ARGENTINA
 

Historia


Generación del 80
 

Muchas veces se ha dicho que 1880 representa " el fin de la Argentina épica y el comienzo de la Argentina moderna" , sin embargo la frase es válida sólo en un determinado sentido: las guerras y los levantamientos de caudillos fueron dejadas atrás y es cierto que nacieron los partidos políticos y los debates parlamentarios, pero también nacieron nuevos problemas y enfrentamientos , especialmente con la inmigración

 

Los hombres que vivieron alrededor del eje cronológico del año 1880 se los llamó generación del ’80. Esta generación se caracterizó por un grupo de hombres que en la política, la enseñanza y la literatura dieron un nuevo signo a su tiempo: práctico, ejecutivo y programático, con tinte europeo pero a la vez con sello nacional.

En 1880 año importante para la historia Argentina: generación del 80 estaba constituida por un conjunto de intelectuales y dirigentes, una elite que culmino la obra denominada "organización nacional"

Por otro lado, es preciso destacar que la Argentina no nació con la inmigración. Los recién llegados descubrieron un país que poseía una cultura, una organización política, antiguas estructuras sociales u sobre todo un grupo dirigente emprendedor que apelaba a la inmigración para servir a sus propios intereses. La yuxtaposición de rasgos culturales criollos y extranjeros constituyó la principal característica de esta "sociedad en transición".

Esta dificultad básica para la adquisición de tierras y la integración en el ámbito productivo del país se extendió a los demás campos: el político, cultural y social. Mientras algunos aplaudieron la llegada de los inmigrantes otros más conservadores la rechazaron completamente. La sociedad argentina pronto quedó dividida en dos: los patricios por un lado y los inmigrantes por el otro.

En este marco, lo interesante será rastrear estos antecedentes y descubrir el pensamiento de una época tan importante y develar la visión acerca de los inmigrantes que tenía un sector de la generación del ’80.

La ubicación de la Argentina en el mundo estaba condicionada, pues, tanto por su situación americana como por sus relaciones con la Europa dominante. En ese clima internacional y regional habría de actuar una generación decisiva , polémica y eficaz según los temas y los aspectos que se consideren. La generación del ’80 fue, en ese sentido, el nombre de una encrucijada, reconocida como tal por cierta historiografía y como punto de partida de una envidiable aventura política, social y cultural según otras perspectivas.

 

 

La consolidación de un régimen político se había convertido en una necesidad nacional a causa de una Argentina herida por las luchas civiles.

Las diferencias existentes entre Mitre y Roca como cabezas de las facciones rivales, en lo que se refiere al papel central de cada uno, a las expectativas que rodearon su liderazgo y al modo como se practicó la sucesión de sus respectivas gestiones presidenciales, obligatoria por la astucia práctica con que Alberdi dotó el texto constitucional prohibiendo la reelección inmediata del presidente. Bartolomé Mitre encarnó más que ninguno de los dirigentes del partido porteño – bonaerense formado por ex - emigrados y ex - rosistas, las ansias de restauración de su propia hegemonía sobre el resto de las provincias.

Descarado desconocimiento de la convención constituyente de 1853 y la secesión de la de la provincia de Bs. As del resto de la confederación, lo que le permitió conservar como en la era de Rosas, las rentas de la aduana nacional y con este y otros recursos mayores de su riqueza, sobornar jefes enemigos para obtener la supremacía militar.

La culminación de ese proceso fue el triunfo político de lograr el fin de las luchas civiles bajo una configuración de la hegemonía porteña bonaerense.

Entre Ríos como provincia relativamente autónoma y el interior sometido por Buenos Aires en razón de su mayor riqueza para contratar camarillas y organizar ejércitos dotados de armamento que le permitía derrotar a sus enemigos para luego exterminarlos mediante métodos genocidas.

El ciclo inmediatamente precedente por la revolución mitrista de 1874, se cerrará con una rebelión bonaerense que, derrotada por el gobierno nacional de Avellaneda, despejará el último obstáculo para una consecuencia decisiva : la federalización de Buenos Aires. El título de la última obra de Juan B. Alberdi será, precisamente, "La República Argentina consolidada en 1880 con la ciudad de Buenos Aires por Capital", donde el intelectual intentará la explicación de acontecimientos y de lógicas interiores que como político no logró traducir en actos concurrentes.

En 1880 varios hechos se imponen: una lucha cruenta en el conflicto de dominación "revivió" entre Buenos Aires y el interior, que había invadido con políticos notables la presidencia de Avellaneda; la federalización de Buenos Aires como capital de la república y la consagración previsible de Julio A. Roca como sucesor presidencial.

Era un régimen político que identificamos como el resultado de la "alianza de los notables" y que se traduce en una república aristocrática / orden conservador, lograrán consolidar "un sistema de poder". Los hombres de la generación del 80 dieron esas respuestas, no extrañas a la óptica normativa de la constitución nacional: la república aristocrática era una forma política en funcionamiento. El régimen, esta expresión no se refería de manera casi escéptica al sistema de poder reglado por la Constitución y distribuido según las normas de una democracia liberal y republicana, sino que evocaba la república verdadera, vista desde la oposición reformista o revolucionaria; un orden que reservaba a unos pocos el privilegio de la competencia por el poder, aunque reconociese a muchos la posibilidad del progreso y del acenso social.

Natalio Botana identifica en El orden conservador : la integridad territorial , la identidad nacional y la organización de un régimen político. Se darían nítidos los rasgos propios de una oligarquía funcional y capaz de controlar la rotación del poder: presidentes, ministros, gobernadores y senadores operarían con las reglas del juego de la "alianza de los notables", para quienes el club era sede para la relación política y ámbito para el reclutamiento dirigente.

El presidente Roca era un caudillo pragmático, político hábil, conservador inteligente y conocedor zagas de las debilidades ajenas. La gente se acostumbró a llamarlo el zorro, pero en el inventario de los adjetivos de la política argentina, habría de ser zorro y león a un tiempo como quería Maquiavelo. El partido Autonomista Nacional el (P.A.N.) le sirvió como plataforma y canal de comunicación política. "La liga de gobernadores", alianza táctica de las oligarquías provinciales que sirvió como despegue político primero y a la victoria de Roca después, fue parte integrante de la estructura del poder. El ejército de línea que Roca conocía bien y en el que había ganado justo prestigio, sería otra de las bases del sistema



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