LEOPOLDO F. GALTIERI

 

 

 

LEOPOLDO F. GALTIERI
 

 

En diciembre de 1981 se hizo cargo de la Presidencia de la Nación Leopoldo F. Galtieri en reemplazo de Roberto Viola.

La crítica situación económica y el descontento social parecían ya incontrolables. A fines de marzo de 1982 una movilización popular, hizo sentir su fuerza y la policía respondió reprimiendo.

Los grupos de derechos humanos y las "Madres de Plaza de Mayo", con sus denuncias y reclamos de justicia, tuvieron cada vez más eco en la opinión pública.

Frente a esta situación, el gobierno de Galtieri necesitaba descomprimir la tensión interna y lograr consenso.

En 1978 el conflicto con Chile fue utilizado para neutralizar las resistencias al "Proceso" iniciado en el 76 y así cohesionar el frente interno contra un "enemigo en común".

Del mismo modo Galtieri recurrió en 1982, al proyecto de recuperación de las Islas Malvinas para restablecer la firmeza que el régimen estaba perdiendo.

La Guerra de Malvinas   La invasión había sido planeada a fines de 1981, posteriormente el viaje realizado por Galtieri a Washington, pensando, como más tarde se dijo, contar con el guiño de los Estados Unidos.

El ataque estaba proyectado para mayo o julio del 82, en conmemoración de las fechas patrias, fue adelantado ante la presión popular manifestada en las calles a fines de marzo.

El 2 de abril las fuerzas armadas desembarcaron en las Islas Malvinas y se apoderaron de la isla de Georgia del Sur y las Sandwich, territorios administrados por Gran Bretaña desde las Malvinas.

Las escasísimas fuerzas británicas fueron reducidas y transportadas a Montevideo. El general argentino Mario Menéndez asumió el gobierno militar de las islas.

Estos hechos sorprendieron a la opinión pública y despertaron la euforia popular por la recuperación de las islas usurpadas por Gran Bretaña en 1833.

Inglaterra comenzó a desplazar sus fuerzas hacia el Atlántico Sur: Un gran destacamento naval y un pequeño ejército de tropas de elite, que contaba con marines, paracaidistas y mercenarios Ghurkas.

Gran Bretaña impuso una "zona de exclusión" de 200 millas alrededor de las Islas, para impedir el aprovisionamiento, amenazando con atacar a todo barco argentino que allí se encontrara.

El 25 de abril los británicos ocuparon las Georgias del Sur.

La Asamblea de las Naciones Unidas resolvió llamar a las partes a abandonar la actitud bélica y negociar.

El Secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, intentó sin éxito, en Buenos Aires, conseguir el retiro argentino.

El 1º de mayo los Estados Unidos declararon ilegal la acción argentina, imponiendo sanciones económicas y ofreciendo a Gran Bretaña armas, apoyo técnico y de inteligencia.

Al día siguiente el crucero argentino General Belgrano, que se dirigía a tierra firme, fue atacado y hundido por un submarino británico fuera de la "zona de exclusión". Casi 400 hombres de su tripulación fallecieron.

Argentina respondió tres días después con misiles Exocet hundiendo al destructor británico Sheffiel.

El 11 de mayo la Comunidad Europea, siguiendo el ejemplo norteamericano, impuso sanciones económicas a la Argentina. Irlanda e Italia se opusieron a estas medidas. España brindó su apoyo diplomático sin reservas.

Europa oriental, liderada por la Unión Soviética, manifestó su solidaridad con los argentinos.

También Latinoamérica respaldó, en forma casi unánime, excepto Chile que concedió a los británicos bases en sus territorios del sur.

El 21 de mayo se produjo un ataque anfibio inglés en la Bahía de San Carlos, costa septentrional de las Islas Malvinas, y tras el desembarco avanzaron al día siguiente camino a Puerto Argentino.

El 29 de mayo la batalla terrestre de Goose Green les permitió a los británicos el control de la isla, excepto la capital.

Finalmente, el 14 de junio Menéndez y 9.800 soldados argentinos, en su mayoría reclutas adolescentes y mal preparados, se rindieron.

Tras la derrota el pueblo argentino sufrió una fuerte desilusión, debido a numerosos comunicados transmitidos durante la guerra que anunciaban inexistentes triunfos de nuestro país en la contienda.

Las Fuerzas Armadas salieron totalmente desprestigiadas, sólo la Fuerza Aérea, por sus riesgosas misiones, salvó en parte su imagen.

La derrota argentina en Malvinas aceleró la crisis política sellada por la resistencia en las calles y Galtieri tuvo que renunciar el 17 de junio de 1982, a tres días de la rendición

Se formó una nueva Junta Militar, esta vez integrada por: Teniente General Cristino Nicolaides, almirante Rubén Franco y Brigadier General Augusto Hughes.

El 1º de julio asumió el último Presidente del Proceso de Reorganización Nacional, el General de División Reynaldo Bignone.


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