COLONIA TIMBÓ

 

 

 

LA COMISION EXPLORADORA DEL CHACO
LA COLONIA TIMBÓ

 

 

Extraído del libro "LA COLONIA NACIONAL PTE. AVELLANEDA Y SU TIEMPO" lra. Parte, del  Doctor Manuel I. Cracogna  (salvo los párrafos que aparecen en cursiva).

 

Pocos años habían transcurrido desde que finalizó el cruento conflicto bélico con el Paraguay, que ofreció el cuadro heroico de un pueblo celoso y sacrificado por su integridad, cuando el gobierno argentino se dispuso a prestar atención a los asuntos internos, descuidados por aquel hecho y las políticas, con el fin de resguardar la soberanía y el dominio de regiones del territorio nacional.

La obra positiva de las fuerzas militares en el sentido de ampliar y ganar la civilización las regiones denominadas de la Frontera Norte de la había llegado hasta las orillas del arroyo El Rey con el establecimiento de una respetable guarnición en Reconquista al mando del coronel Manuel Obligado.

Desde ese asiento, en forma paulatina, conforme a los reducidos recursos que se disponía, se iban adelantando hacia el norte, las líneas de fortines ejercían presencia y garantía frente al sostenido embate de indígenas rebeldes a la sujeción y causa determinante del temor de implantar centros poblados en zonas inhospitalarias.

Sin embargo, gran parte del Chaco Austral - al sur del río Bermejo y hasta El Rey -,  sobre todo la región ribereña del Paraná, se hallaba desprovisto de poblaciones y aún carente de autoridades representativas del gobierno. Sólo escasos y aislados obrajes perdidos entre las selvas denotaban la existencia de audaces hombres de empresa, rodeados de mil peligros y entregados  a la seguridad de su propio esfuerzo y valentía.

Nada existía de las antiguas reducciones misioneras como la de San Fernando. Malograda la obra de los abnegados religiosos, los naturales volvieron a sus costumbres silvestres y llegaron a aceptar trabajos en los centros para subsistir, sin compartir los usos y costumbres de quienes representaban la civilización, no siempre en forma honorable.

A la obra del gobierno en esta región, proyectada con indudable trascendencia se unía la incondicional colaboración de los hombres de los fortines para promover el progreso donde la naturaleza ofrecía enormes posibilidades con las tierras feraces y la riqueza forestal.

Sobre el particular, la Memoria de Guerra de 1874, expresa: "Hay una coincidencia general entre los jefes de fronteras y de guarniciones en el sentido de llevar a cabo un amplio plan de colonización en el Chaco, dentro del cual siempre se consideraba el sometimiento del indio mediante la entrega de tierras para dedicar al cultivo".

Con las elevadas finalidades que se perseguía, fue promulgada la Ley del 6 de Octubre de  1874.

 

NICOLÁS AVELLANEDA

 

La misma autorizaba al poder ejecutivo a nombrar jefe político en el territorio del Chaco, cuestión que se hizo inmediatamente mediante decreto del presidente Nicolás Avellaneda. Recayó tal cargo en la persona de Aurelio Díaz teniendo  como secretario a Luis Jorge Fontana; el jefe político debía actuar junto al jefe de la frontera norte,Coronel D. Manuel Obligado. La Ley establece pautas para el establecimiento de colonias Agrícolas.

A pedido del agrimensor Seelstrang, fue designado miembro de la comisión nombrada, el Agr. D. Enrique Foster y los ayudantes para tareas geodésicas D. Felipe S. Velásquez y D. Wenceslao Castellanos.

Esta comisión recibió las instrucciones para el cumplimiento de su misión, por parte de la Comisión de Obras Públicas, el 3 de septiembre de 1875 y de inmediato comenzó sus tareas. El día 20 de ese mes, ya estaba en el campo de operaciones tomando informes meteorológicos, haciendo observaciones detalladas sobre las regiones que exploraba, sobre todo en sus aspectos ecológicos.

Según lo prefijado en la ley, la comisión eligió los terrenos y delineó tres colonias: la primera, frente a la ciudad de Corrientes, que denominó Resistencia. Una segunda, frente a Bella Vista de la misma provincia, que llamaron Las Toscas. Y la tercera colonia, ubicada frente al Rincón de Soto y Lavalle, río Paraná de por medio, designada como Timbó, cuya superficie abarcaba parte NE de las tierras aptas de la actual colonia Avellaneda y parte de Las Garzas, con un total de 10.192 hectáreas, 28 3/4 áreas, "que ha sido dividida en noventa y ocho suertes (lotes) de chacras, ciento cincuenta y seis quintas y noventa y seis manzanas de pueblo", que podemos localizar a 4 km al norte del puente del. arroyo Timbó.

La colonia Timbó se hallaba al norte de la concesión otorgada a D. José Vatry y los mojones de los lotes del sur he la colonia estaban donde el arroyo Timbó desemboca en el Saladillo, otro arroyo que bordeaba de norte a sur la nueva colonia y a cuyas orillas se situaba la demarcada planta urbana, para la comodidad de la comunicación por vía fluvial tan usual en aquellos tiempos, aunque no creemos que el Saladillo podría haber sido muy útil por su escaso caudal y los obstáculos de los camalotes.

Esta colonia estuvo muy bien elegida. El mismo informe de la comisión dice con claridad, vislumbrando grandes perspectivas. "Terreno alto, y montes abundantes en ricas maderas garanten un porvenir brillante a los que se resuelvan a poblar este punto, para aprovechar los beneficios que tan generosamente les brinda la naturaleza".

Según los miembros de la comisión, vieron vestigios de antiguas poblaciones y agregan: "... y la tradición pone en nuestro conocimiento que en estos campos los padres de la Compañía de Jesús tenían inmensos criaderos hacienda de lo que no es de extrañarse en vista de sus excelentes pastizales”.

La colonia Timbó como tal, nunca fue ocupada con agricultores dirigidos directamente a ella. Más bien, sirvió de orientación para establecer la demarcación de la Colonia "Presidente Avellaneda" hacia donde fueron dirigidos los  pobladores que llegaron en 1878 y en años posteriores.

El amplio informe de la Comisión Exploradora, suscripto por los Agr. Seelstrang y Foster y el coronel Obligado, fue presentado al Ministerio el 31 de mayo de 1876. Sus diversos capítulos referidos a la misión cumplida con patriótica dedicación, nos muestran una visión amplia sobre el terreno explorado durante seis meses de intensa labor a la par que paciente e incómoda. La descripción sobre la fauna existente en abundancia en aquellos tiempos, desde los insectos a los animales feroces, la mención detallada las especies forestales y las plantas medicinales, el análisis del elemento humano, de los indígenas y los blancos y las acertadas ideas sobre el fomento de las colonias y sobre la política colonizadora, forman un ejemplar y precioso trabajo de incalculable valor histórico que nos ubica en un Chaco hoy norte santafesino, de más de cien años atrás, con los encantos de naturaleza arrobadora hasta el asombro y la satisfacción del espíritu hacia lo grande y bello, para llegar a valorar y comprender la generosidad que la providencia ha deparado a nuestra Patria.

 

 

 HISTORIA  AVELLANEDA  INICIO