PRIMEROS TIEMPOS III

 

 

 

LOS PRIMEROS TIEMPOS
PARTE III

 

 

Extraído del libro "LA COLONIA NACIONAL PTE.AVELLANEDA Y SU TIEMPO" lra. Parte, del Doctor Manuel I. Cracogna

 

Con la carencia de un lugar o local destinado al culto, en las grandes solemnidades, los colonos solían asistir a los oficios en Reconquista, en número reducido dadas las dificultades del traslado a través de arroyo. Allí se celebraban las ceremonias de los casamientos. De ese año, 1879, se han registrado los primeros enlaces de inmigrantes instalados en Avellaneda. El 13 agosto, contrajeron matrimonio, Carlos Diez, de la colonia española de Reconquista, de 22 años, hijo de Gregorio Diez e Inés Castro, con Rosa Fantín, italiana, de los pobladores de La Potasa, de 16 años, hija de Pedro Fantín y Catalina Poleselo. Ofició Fr. Antonio Rossi y fueron padrinos Froilán Diez y Dominga Quarín.

Ocho días después se casaron Narciso Días, de 27 años, oriundo de Porto Alegre (Brasil), hijo de Narciso Díaz y Angélica de la Concepción, con Catalina Blasig, italiana de 17 años, hija de don José Blasig y Teresa Simonit, nacida en Farra del Isonzo, provincia de Gorizia.

El 25 de agosto, según acta N° 56, contrajeron matrimonio Juan B. Suerz italiano, de 23 años, hijo de Sebastián y de María Geromet, con Ana Buziguin (Buseghin), de 19 años, también italiana (era oriunda de Medea), hija de Domingo y de Catalina Visintín. Ofició Fr. Antonio Rossi y fueron padrinos el comisario N. Igarzábal y .Josefina Sanga (familiar del proveedor).

Días después, el 9 de septiembre, quedó registrado el enlace de José Bandeu (Bandeo), italiano, de 27 años, hijo de Blas y Mariana de Bandeo (fallecida), con Ana Maurencig, de 25 años, hija de Andrés y Ana Maurensig.

Si bien con los contratiempos que hemos indicado, pacientemente tolerados por los pobladores, la colonia seguía desenvolviendo su actividad, con ritmo lento por la carencia de medios indispensables para las labores de la tierra. Pocos colonos tenían animales de trabajo y herramientas y otros roturaban la tierra virgen, a pala, cerca de sus viviendas para sembrar batatas y mandioca que fueron los primeros cultivos destinados a contribuir y  complementar los víveres del  racionamiento.

Mientras tanto, desde la administración, se dirigían las tareas para consolidar la colonización, disponiendo de tan sólo un carro para el transporte de materiales  (la familia Stangaferro disponía de un carrito traído de Europa). Según un párrafo de la nota que el Comisario General de Inmigración remitió al Ministro del Interior, Dr. Benjamín Zorrilla, se informaba: "En las colonias que se están formando, tiene que enseñarse a los colonos a manejar los animales, a uncirlos, a picar carretas, a construir sus casas. Se tiene que hacer casas para la administración, corrales, cercados, sembrar alfalfa, hacer almácigos, mensurar y distribuir terrenos y en muchos casos conservar el orden".

Sin perder su añoranza por su tierra lejana, los inmigrantes colaboraban con férrea voluntad en el establecimiento de la nueva población. Don Jorge Cracogna, en su "Memoria", nos informó que "con los colonos de La Potasa, los hermanos Masat, Toncer, Jacuzzi, hermanos Quarinuz, Fabro, Dellarosa y otros que me ayudaron a trabajar, alcancé a hacer la comisaría, dos piecitas, con paredes de tablas de algarrobo aserradas por los colonos, un poco por uno, techo de palmas y empecé a cavar el pozo...adentro trabajaban Toncer y Santos Quarinuz (Quarín); estaban por la mitad, me fui a ver como trabajaban, y les pregunté ¿qué tal? Santos Quarinuz me contestó: Yo si creyera de salir en Italia agujereando el mundo, estaría conforme de seguir haciendo mi tarea de cavar este pozo...Había varios entonces que la pensaban como Quarinuz y maldecían a Colón".

Pocos años después, en plena estabilidad y progreso de la colonia, otra hubiera sido la opinión de esos pobladores. El pozo que se menciona, fue rellenado hace tres décadas y se hallaba ubicado en el terreno que se conocía por "la canchita de Lourdes" (al lado este de la capilla), donde jugaban los niños y aún sirve como campo de ejercicios de escolares.

Aunque no siempre resultan coincidentes los datos de diversas versiones sobre  el movimiento de entradas y salidas de familias de la colonia, sabemos que en el transcurso del año 1879 llegaron familias para establecerse en este lugar y así sucedió en años posteriores.

Para tener una idea del movimiento referido a los grupos italianos y austriacos la Comisaría General de Inmigración publicó en la memoria de 1879,  del Hotel de Inmigrantes en el primer semestre de ese año.

 

Transcribimos el cuadro respectivo:

 

NACIONALIDAD ENERO FEBRERO MARZO ABRIL MAYO JUNIO TOTAL
ITALIANOS 608 580 745 438 321 185 2.878
AUSTRIACOS 401 355 491 83 257 29 1.818

 

Destinados a la Colonia Avellaneda:

  • Austríacos      647
  • Italianos           93
  • Franceses           5

 

 

La colonia "Presidente Avellaneda" estuvo a cubierto de las invasiones indígenas. Hacía siete años que el Coronel Obligado se había instalado en Reconquista con la Comandancia de la Frontera Norte a cargo de su jefatura. Desde allí estableció una nueva línea de fortines hacia el oeste, el límite con Santiago del Estero. Una memoria del Ministerio de Guerra

nos informa: "No por aumentarse las defensas dejaron de maloquear los indios  y en repetidas ocasiones fueron atacadas las mismas comandancias”. Recordemos el ataque a Reconquista, el 24 de junio de 1872, repelido por las fuerzas de Obligado y que por suerte, nunca fue repetido. El historiador don Manuel H. Roselli tiene escritas páginas brillantes sobre estos sucesos.

En la memoria citada, sigue el tema: "... al haber observado los indios sorprendidos, la construcción de la nueva línea de fronteras, se sometieron muchas tribus que comenzaron a convivir mediante tratados previos... Hay una coincidencia general entre los jefes de frontera y de guarniciones en el sentido de llevar a cabo un amplio plan de colonización en el Chaco, dentro del cual se consideraba el sometimiento del indio mediante la entrega de tierras para dedicar al cultivo...".

Con todo esas disposiciones, los indígenas seguían con sus depredaciones y su empeño por ocupar tierras que consideraban usurpadas por los invasores de sus dominios. En sus correrías perseguían un fin especial: el robo de animales, pero no vacilaban en la matanza o el secuestro de personas, como ocurrió en Reconquista con el niño Atilio Del Zotto, que luego de muchos años, en una lejana toldería del Chaco, llegó a ser jefe de una tribu que se le llamó "el cacique blanco".

En 1879 el coronel Obligado organizó una expedición para atraer a los indígenas o batir a los rebeldes con el fin de asegurar la tranquilidad de las nuevas poblaciones del norte santafesino y del Chaco. Para ello disponía de fuerzas regularmente equipadas que constituían la guarnición de la línea derecha de la Frontera Norte. La Memoria del Ministerio de Guerra de ese año, nos da un cuadro de esta sección del ejército argentino:

 

  JEFES OFICIALES TROPA MULAS BUEYES INDÍGENAS
PLANA MAYOR NORTE DEL INTERIOR 3 8 2 83 19 5
REGIMIENTO 10 DE LINEA 2 13 281      
CIA. LANCEROS DEL SAUCE   2 34      
PIQUETE DE BAQUEANOS   1 24      
VAPOR “AVISO”   1 7      
TOTALES   1        
  5 26 265 83 19 5

 

Así, mientras el general Roca avanzaba hacia el Río Negro con la poderosa expedición que históricamente se llamó "Conquista del Desierto", en el norte de Santa Fe iniciaba la marcha una tropa de ciento treinta hombres que, partiendo el 29 de agosto de Reconquista en dirección oeste y noroeste, se internaba en los bosques, cruzando abras y cañadas, arrostrando mil peligros, para llevar a cabo la "Conquista del Desierto Verde”, ofreciendo la mano tendida al indígena para su pacífica incorporación a la civilización o ejerciendo el poder de la fuerza frente a los que se resistían a despojarse de sus belicosos instintos y al abandono de sus dominios milenarios.

Anticipándose a esta marcha hacia el interior del Chaco, el coronel Obligado efectuó una misión de patrulla en las inmediaciones de su asiento. En la recorrida por los bosques y campos de la colonia Avellaneda, descubrió el aduar de un grupo de naturales sumidos en la mayor indigencia. Sin ninguna violencia, los recogió y los trajo hacia la comandancia. Había prometido a los colonos que iba a recorrer la colonia para darles confianza y seguridad.

D. Jorge Cracogna nos relata este hecho en la forma siguiente: "De hecho el Domingo 17 (agosto)..,en la tarde, llegó trayendo 140 indios, la mayor parte  mujeres y niños, pocos hombres, con fachas que daban miedo, había niños de ambos sexos de unos 12 ó 13 años completamente desnudos como los más chicos, algunos tenían algún trapo sucio que los cubría en parte. Se acamparon al lado Sur de la casa de D. José Gasparutti lote 201; allí carnearon dos yeguas, comieron ese "asao" y al bajar el sol salieron para Reconquista a pie como iban, el arroyo estaba ya muy bajo. Muchos colonos se habían juntado allí para verlos, y ellos, los pobres, nos estaban mirando con más curiosidad".

Fue don Luis Zamar (padre) quién nos refirió que ese grupo de indígenas, acompañados por los soldados, entraron al pueblo pasando al lado de su casa. Después de ese episodio, no se tiene noticias de que haya habido movimientos de indios en masa en el ámbito de la colonia.

 

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