1ra FUNDACIÓN

 

 

 

 

Extraído del libro "LA COLONIA NACIONAL PTE.AVELLANEDA Y SU TIEMPO" lra. Parte, del Doctor Manuel I. Cracogna

 

 

PRIMERA FUNDACION DE AVELLANEDA

 

 

Desaparecida hacía varios años la colonia "Ausonia"; malogrado el ambicioso proyecto de establecer la colonia "Vanguardia" y trasladado el activo aserradero de ese mismo nombre, esta zona del extremo sur del entonces Chaco Austral, a la orilla izquierda del arroyo El Rey, quedó despoblada, salvo la presencia de un modesto poblador, maduro de edad don Julián Suarez, de origen español, que fuera cautivo de los indígenas y tenía su rancho en la concesión B del lote 202, a poca distancia de los restos del aserradero.

Abandonada toda empresa colonizadora e industrial, de hecho quedó anulada la concesión otorgada a don José Vatry (declarada caduca el 25 de enero de 1891) la región quedó nuevamente a la espera de población, con sus fértiles tierras y sus bosques llenos de ricas maderas.

No dudamos que los organismos oficiales empeñados en la colonización, tuvieron muy en cuenta para sus planes esta región privilegiada por sus óptimas condiciones, experimentadas por intrépidos precursores a través de dos concesiones como valiosos antecedentes (Tripoty y Vatry), aparte de la favorable opinión que le mereció a la Comisión Exploradora del Chaco que transitaba estas tierras y las eligiera para el asiento de una colonia, Timbó.

La grave crisis que agobió al país en los años 1875/76, y que afectó también a otras naciones, redujo la corriente inmigratoria, permitiendo que sin mayores inconvenientes fueran ubicados los agricultores extranjeros en las colonias de Santa Fe y Entre Ríos.

Superada la perturbación económica por obra de las fuerzas productoras y la entereza del pueblo; recuperada la confianza que podía ofrecer el país en el exterior, sobre todo en Europa, volvió a mostrarse activa y en crecimiento la afluencia de extranjeros en busca de elementos de trabajo y prosperidad en nuestro vasto territorio. Una prueba de ello lo indica el hecho de que en octubre de 1877 desembarcaron en Buenos Aires 3270 individuos, y el vapor "Nord-América", llegado el 27 de noviembre, trajo 689 inmigrantes casi todos agricultores.

En una circular del Ministerio del Interior, del 1° de diciembre de 1877, dirigida a los gobernadores de provincias sobre la disponibilidad de tierras para colonizar, se expresa: "El gobierno tiene noticia de diversas expediciones que están prontas a salir para el Río de la Plata... y el señor Presidente ha dispuesto que este Ministerio preste atención preferente a la colonización de otros territorios inexplotados hasta el presente, y que pueden servir de asiento a la inmigración que se espera".

Referido a la urgencia de conocer las zonas aptas para dirigir a los inmigrantes agricultores, el Ministro del Interior, Dr. Bernardo de Irigoyen remitió dos notas (1°/XII y 24/XII/77) al Comisario General para que publique "avisos de las chacras y terrenos que existen disponibles en las Colonias Reconquista, Resistencia y otras del Chaco (y de la República)".

Entendemos que debe haberse comprendido también la comarca la actual Avellaneda. Y aclaramos que hemos notado confusión en el tema colonización de esta zona, ya que se ha atribuido a Reconquista, por su puerto obligado de llegada de viajeros, lo que tenía destino Avellaneda.

Referido a este asunto, un párrafo de los autores friulanos Di Caporiacco, nos informa que a principios de 1878, desde el Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires, "... nuestros inmigrantes partían generalmente hacia dos direcciones principales: remontando el Paraná hasta la altura de Santa Fe, prosiguiendo en tren a Córdoba, Jesús María y Colonia Caroya, y continuando aguas arriba el curso del río hasta Reconquista y Resistencia ".

A todo esto, el cónsul argentino en Génova, don Eduardo Calvari, trabajaba activamente en el reclutamiento y envío de familias, confiado en la seguridad dada por nuestro gobierno de que se concretaría con un contrato el aceptar la introducción de dos mil familias agricultoras. La escasez de recursos del erario obligaba al Estado a postergar ese convenio.

El compromiso asumido por el Sr. Calvari con numerosas familias para traerlas a la Argentina, lo obligó a una actividad apresurada con el traslado urgente de numerosas personas que, decididas a viajar, se habían desprendido de sus bienes y adquirido los pasajes por su cuenta.

Se dispuso el viaje de más de un centenar de familias, embarcadas probablemente en el vapor "Sud América", que zarpó de Génova el 1° de diciembre de 1877.

Para continuar con este relato y ajustarnos a la sucesión de hechos acaecidos en la época que nos referimos y que corresponden a nuestros orígenes creemos oportuno transcribir algunos párrafos de la obra "Colonia Caroya cien años de historia", en la que su redactora, la escribana Srta. Marta Núñez, invocando la fuente indudable del Archivo General de la Nación, nos da una valiosa como ignorada información sobre aquellos acontecimientos.

Luego de referirse al viaje de ese transporte, que fue lento e incómodo prosigue textualmente: "El 14 de enero de1878 pisaron tierras argentinas. Ascendían a 458 personas entre hombres, mujeres y niños, en su totalidad friulanos. Cabe destacar que durante el viaje nacieron once niños".

La llegada de este contingente, aunque previsto, produjo una plétora de ocupantes en el antiguo Hotel de Inmigrantes. Había que dar destino con urgencia a tanta gente.

Como medida previsora, el 11 de enero, el Ministerio del Interior le comunicó al Comisario General de inmigración lo siguiente: "Para dar ventajosa colocación a todos los inmigrantes que han llegado en estos últimos días puede esa Comisaría disponer: 1°...2°.-3°...(tierras en Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires y Caroya). De las Colonias Resistencia y otras delineadas en el Chaco....Lo que importa es qué los inmigrantes se establezcan en los puntos que prefieran proporcionándoles alojamiento provisorio cómodo en los puntos que elijan".

Se imponía una inmediata decisión frente al dilema de enviar familias a las colonias o dejarlas libradas a la indigencia en la Capital. Por razones obvias, atendiendo al aspecto humanitario y al prestigio del país no resultaba difícil la elección.

La Comisaría General do Inmigración, a cargo de don Juan Dillon, en uso de sus atribuciones, tomó la resolución de crear colonias en el Chaco y proceder a su colonización. Esta determinación oficial - según Expediente N° 5405/1934, originado por la fundación de Resistencia -, lleva la fecha del 27 de Enero de 1878 , es decir que en ese día se dispuso la creación y fundación de tres colonias:"... una frente a la ciudad de Corrientes, en la antigua Misión conocida por "San Fernando" y la cual se conoce ahora con el nombre de Resistencia; otra frente a Goya, del otro lado del arroyo del Rey donde comienza el territorio Nacional contiguo a la colonia Reconquista situada en el límite Norte de Santa Fe, y la tercera en la costa del Río Paraguay y que se denominaría "Monteagudo". Esta sería Formosa. Así comunicó el señor Dillon al Ministro del Interior, Laspiur . Este es el origen de las tres colonias: Resistencia, Avellaneda y Formosa.

Según nota enviada a la comisión de Fomento de AVELLANEDA en 1927, la Dirección de Tierras comunicó que, según sus registros consta que la colonia Presidente Avellaneda fue creada en Enero de 1878 sin indicar el día. El mismo dato fue informado al señor Jefe del Archivo de la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia de Santa Fe en 1937.

Una vez creadas las colonias, lo que implica disposición, conocimiento aptitud y ubicación de las tierras, habiendo elemento humano apropiado, quedaba preparado el camino para la población, la colonización, es decir el establecimiento de los colonos en su tierra, última fase de la fundación.

Sobre el destino de los extranjeros llegados al Plata en enero, la Escribana Núñez nos informa: "Llegados a Buenos Aires los inmigrantes, el Departamento de Inmigración dividió el contingente en dos grupos. Uno de ellos, el más numeroso, fue trasladado de inmediato a la Colonia Nacional "Presidente Avellaneda", fundada en febrero de 1878 y a cargo de Eduardo Calvari".

En esa fecha, pues, se produjo la llegada de colonos Friulanos a este lugar, que ya tenía nombre, el del Presidente de la Nación. Lo confirma el Doctor Juan A. Alsina, que fue Comisario General de Inmigración en 1890, quien al referirse a las "Colonias fundadas o protegidas por el Gobierno Nacional", dice: "Presidente Avellaneda. Fundada por el Departamento General de Inmigración en Enero de 1878, se envió allá familias del Tirol austríaco (?) contratadas por don Eduardo Calvari. Fuéles suministrados elementos de trabajo v de vida durante los primeros tiempos que fueron penosos".No coinciden los orígenes de las familias.

Existe una coincidencia de fechas entre este arribo de colonos a Avellaneda con los que fueron enviados a Resistencia donde, consta, llegaron el 2 e febrero de ese año.

Aquí cabe una digresión. Aunque con menor volumen, los inmigrantes seguían llegando, por sus propios medios o contratados por particulares. Los alojamientos se hallaban colmados con gentes de diversos países y distintos idiomas, entre gritos e imprecaciones incomprensibles, llantos de criaturas y nostálgica resignación de los ancianos, entre bártulos, atados y baúles, vagas las miradas o movidas de curiosidad, con el corazón oprimido frente al destino incierto, pero con el espíritu dispuesto a luchar por un futuro distintivo clásico de los hombres de carácter.

Tal el cuadro que ofrecía la zona portuaria de Buenos Aires a la llegada de cada barco repleto de inmigrantes. Para tener una idea de ese movimiento, de un informe de la Comisaría General de Inmigración recogemos datos del primer trimestre de 1878.

Entraron 30 vapores ingleses, 17 franceses, 9 alemanes, 8 italianos y 1 belga. Total 65 buques a vapor que trajeron 9,185 pasajeros e inmigrantes. De estos últimos, 3,192 fueron alojados en el Asilo. Las nacionalidades de los inmigrantes eran: italianos, 3.156; ruso, 1.210; españoles, 681; franceses 427; ingleses, 126; suizos, 108; austríacos, 114; alemanes, 45; portugueses 35; belgas, 8; griegos, 9; americanos, 7; holandeses, 5; suecos, 3; dinamarqueses, l0 y 64 de otras nacionalidades .

La aglomeración de gente presentaba un cuadro poco edificante. En "La Nación" (N° 2355), denunciaba el mal estado del hospedaje de los extranjeros. A un pedido de aclaración del ministro Laspiur, el Comisario de Inmigración informó que: "el Asilo de Inmigrantes está muy distante de ser lo que corresponde al objeto que se destina. V.E. lo ha reconocido así y mandó levantar planos y presupuestos de la obra que debe construirse en el terreno que al efecto fue cedido por la Municipalidad en el bajo del Retiro..." y agrega que nunca habían tenido enfermedades infecto-contagiosas, y que en un nuevo edificio, del fondo, se destinaba a los enfermos que eran visitados dos veces por día por el médico.

Luego informa el señor Dillon: "Los inmigrantes permanecen poco tiempo en el Asilo y cuando llegan se envían al Río que está inmediato, lavan la ropa y se asean . Cuando no están en esa operación, lo pasan en la Plaza, de manera que solo en los días de lluvia se siente algún inconveniente, cuando existe mucha aglomeración; pero basta uno o dos días buenos para que todo esté seco, pues el aire y la luz penetran por todas partes".

Un cuadro estadístico, referido a las colonias nacionales, publicado en la Memoria del Ministerio de Interior de 1878, nos informa sobre la "destinación de los Inmigrantes alojados en el Hotel (Asilo) durante 1878", con detalle de nacionalidades. Lo exponemos a continuación.

COLONIAS RESISTENCIA RECONQUISTA CAROYA V. LIBERTAD
ITALIANOS

271

95

333

241

AUSTRÍACOS

-

53

53

25

FRANCESES

4

6

-

9

SUIZOS

7

-

-

26

ALEMANES

-

-

-

63

ESPAÑOLES

8

1

-

-

OTROS

-

-

-

-

TOTALES

290

155

386

364

Las cantidades de inmigrantes italianos y austríacos que figuran llegados a Reconquista,  desembarcaron en el puerto de esa población, sobre la costa del río San Jerónimo, brazo del Paraná, y la mayoría tenia destino Avellaneda.

El cuadro ofrece el concepto erróneo de considerar a Reconquista como fundada por los friulanos, cuando bien sabemos que lo fue por el coronel Manuel Obligado, Jefe de la Frontera Norte, en 1872, seis años antes.

En el mes de marzo de 1878, el Paraná comenzó a mostrar el poder devastador de sus crecientes. Las primeras noticias hablaban de inundaciones en el Paraguay.  El día 5 de ese mes, en Santa Fe, el hidrómetro registraba una marca de 7,27 metros (EL LITORAL, S.Fe,2/6'1983). A mediados de MAYO , persistía la creciente. "El Sol", de Rosario, riel 12/5/1878, entre otras cosas, informaba:"... La ciudad de Goya se encuentra sumergida en medio del líquido elemento, y por sus calles se navega en pequeñas embarcaciones, tomo se podría hacer en el mismo Paraná". Hay un recuerdo de los que llegaron en 1879, que al sur de la planta urbana de Avellaneda, en el "bajo", hasta en las copas de unos quebrachos se veían ramas y yuyos dejados por la creciente del año anterior. Simplemente señales del avance perjudicial de las aguas como sucede periódicamente.

Volviendo a nuestro tema debemos decir que no hace falta mucho esfuerzo de imaginación para deducir el estado de ánimo, nada placentero, de esos pioneros friulanos ubicados acá, en el transcurso de aquellos primeros días de su nueva vida, lejos de su patria, con violento cambio de clima, mortificados por peligros e insectos y atacados por enfermedades endémicas. Para colmo de males, las intensas lluvias, la creciente del Rey y la persistente inundación del Paraná, debían abatir la voluntad de ese grupo, inerme y débil frente a tales calamidades.

Lo que era previsible que ocurriera, el abandono del lugar, sucedió a los pocos meses de su llegada. Y aquí dejamos el relato de ese acontecimiento a la autora del libro de la historia de Colonia Caroya, de quien transcribimos textualmente lo siguiente:

"En junio de 1878 algunas de las familias que fueron destinadas a la Colonia   "Presidente Avellaneda", solicitaron ser trasladadas a Caroya, ya que no se habían adaptado al clima. Las notas pasadas al Departamento de Inmigración tuvieron un trámite muy rápido, ya que el mismo Calvari en el informe decía, entre otras cosas '... el clima no les sienta, se han enfermado de malaria (paludismo) y no pueden trabajar y están lejos de los parientes  que les pueden atender y que han venido con ellos, y no se integran al  resto de los colonos" (Memoria del Departamento de Inmigración, 1878).

"A fines del mes de junio se dio lugar al pedido, haciéndoles saber  a los colonos que serían trasladados en un vapor hasta Rosario y que de allí debían buscar los medios para viajar a Caroya, pues el Estado no podía financiarles  totalmente el viaje. Cada una de las familias debía dejar tal cual estaban las casas que habían empezado a construir, en beneficio de la Colonia "Presidente Avellaneda".

"El 4 de julio se realizó el mencionado embarque. En Rosario las familias fueron recibidas el 11 de julio, y fueron sometidas a la respectiva revisación del médico de Inmigración, quien constató que cinco de los niños aún tenían síntomas de paludismo. El Gobierno Municipal de Rosario, teniendo en cuenta  que los colonos no tenían ninguna clase de medios para trasladarse en tren, contrató unas carretas. Se sabe, por un recibo encontrado en el Expediente  que dio origen a este traslado, que el encargado de las carretas se llamaba Serafín Sánchez".

"En el grupo de colonos que salieron desde Rosario el 23 de julio con destino a Caroya, venían: Benito Panontini, Carlos y Juan Massaria, Della Ruppa y sus hijos, Pedro Nasinvera, Antonio Rizzi, Antonio Colombo, Leonardo y Eliseo Trettel, Justo Tomassini, Francisco Pascutini, Domingo Brun, Juan Zuliani, S. Placereano, Segismundo Populín, Antonio Fabro, Magdalena Matiuzzi, Ana Grapis y Luis Coseani"

"Se sabe que los colonos llegaron a Caroya a fines del mes de Julio, en muy mal estado de salud y con la mitad de los bienes que habían traído desde Italia, como consecuencia de los variados viajes y de los malos momentos que habían pasado desde su llegada a la Argentina.

"Se debe aclarar que cada uno de los colonos venía con su esposa e hijos salvo algunos que venían solteros así como también algunas mujeres, también solteras, que se habían agregado a los grupos familiares".

"Es de imaginar la alegría de este otro reencuentro con sus compatriotas y la esperanza que se hacía común, pero allí tampoco les sería fácil la vida todo estaba por hacerse"

Lo que antecede, constituye un haz de luz sobre un hecho para nosotros perdido en la oscuridad de lo desconocido. Sólo indicios nos orientaban de forma difusa hacia aquella lejana realidad. Por ejemplo, el 12 de julio, el "Proveedor", viajó de Buenos Aires a Rosario, el inspector de Colonias Pablo Stampa. El día antes llegaron allí los colonos de "Presidente Avellaneda". Es probable que hubiera viajado para atender a los colonos. 

La comisaría General de Inmigración cumplió con el deseo justificado de esos primeros pobladores de Avellaneda. Nos atrevemos a suponer, con fundamento que, aparte de otras causas, la gran inundación habrá decidido a aquellos pobladores de 1878 a pedir su traslado de esta región. Para confirmación nos remitimos a la nota-informe del señor Dillon al Ministro del Interior, del 30 de setiembre de 1878, en la que, respecto a las inundaciones en el Chaco , en un párrafo le comunica: "sobrevinieron lluvias torrenciales e inundaciones como no se habían visto en esas regiones desde el presente siglo, se desarrollaron fiebres intermitentes que postraron a casi todos los colonos, y no fue posible pensar en poblar las otras dos colonias del Chaco". Se refiere  a Formosa y Avellaneda.

Entre los primeros pobladores de Caroya (15 de marzo de 1878), no figuran las familias citadas anteriormente, pero sí aparecen como adjudicatarias de tierras, más tarde, es decir cuando ya estaban allá.

En los círculos oficiales, al parecer, no se dio mayor importancia a este traslado. En el auge de la inmigración y colonización eran frecuentes los cambios de asientos de colonos, y quizá se prefirió cubrir con un manto de silencio este aparente fracaso para que su trascendencia no desanimara a la multitud de extranjeros que aguardaban destino hacia el interior.

Lo notable de este suceso es que su conocimiento no llegó hasta nosotros, ni siquiera por simple transmisión oral, existiendo, como es fácil suponer, tantos testigos, como D. Julián Suárez, los pobladores de Reconquista, la guarnición de  la frontera, con su jefe y capellán...

Sin duda alguna, una de las tantas incógnitas que nos depara la historia.

 

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