AVANCE PENOSO II

 

 

 

PENOSO AVANCE DE LA COLONIA
PARTE II

 

 

Extraído del libro "LA COLONIA NACIONAL PTE. AVELLANEDA Y SU TIEMPO" lra. Parte, del Doctor Manuel I. Cracogna

 

 

El caso de la escasez de alimentos a la colonia llegó a repercutir en el estrado presidencial. El Dr. Avellaneda, con su patriótica visión, tendía al fortalecimiento de las colonias agrícolas creadas por su inspiración. Por esa razón, en su mensaje al Congreso, expresaba: "Noventa familias de la Colonia Avellaneda, terminaron el año de racionamiento el 31 de marzo. Se encuentran en las mismas condiciones que las de Sampacho y por idénticas razones habrá que atender la solicitud que hacen para que se les prolonguen los subsidios".

Sancionada la ley, en su Art. l ° establecía: "Autorízase al Poder ejecutivo para invertir de las rentas generales hasta la cantidad de ciento veinte mil pesos fuertes ($F 120.000.-) en los gastos que demande el servicio de las colonias oficiales durante el año 1880".

A raíz de los disturbios político-militares que sacudían a Buenos Aires a menos de dos meses de la extinción del mandato presidencial del Dr. Avellaneda, esta ley fue promulgada desde la sede del gobierno instalada en el pueblo de Belgrano donde se había trasladado por los graves acontecimientos. Era el 23 de agosto de 1880.

Referido a este aspecto legal de apoyo a las nuevas poblaciones rurales, creemos oportuno señalar que se consideraban como colonias nacionales las de Reconquista e Iriondo, de la provincia de Santa Fe, "en razón de haberse enviado a la primera familias y auxilios por la Comisaría General de Inmigración".

Así lo confirmaba la memoria del Ministerio del Interior de 1878 (dada a conocer en 1879) en el título “Colonias"; información que reitera el mismo ministerio en la memoria de 1880 cuando al referirse a la colonia Reconquista" expresa: "A su formación contribuyó esta oficina General de Inmigración con cuarenta y cinco familias, de las que once son inglesas  y se encuentran bien; los trabajos que se ejecuten para mejorar la comunicación de Avellaneda, será aprovechada por esta Colonia, así que tienen doble importancia".

Al mismo tiempo se hacía notar la necesidad de establecer un servicio de lancha a vapor entre las dos colonias y Goya, que haga dos viajes  por semana para llevar correspondencia  y pasajeros "dando seis pasajes gratis, que utilizarán los colonos para el cambio de sus productos".

Era evidente que el comisario Pearson vivía con verdadera preocupación los problemas que afectaban o demoraban el progreso de la incipiente colonia confiada a su dirección. Para encontrar solución a los precarios medios de transportes, interesó a la superioridad por la necesidad de facilitar la viabilidad fluvial. Sin duda, era el arroyo El Rey que mantenía la atención por su canalización. Sin embargo, era una obra que excedía las posibilidades del momento.  Así lo entendió el Departamento de Ingenieros cuando se le presentó la idea. Para ese proyecto, consideró conveniente esperar una época más propicia aparte que no disponía de personal.

A medida que el erario podía contar con recursos, se fue normalizando la provisión de víveres y enseres de la colonia. Según expediente que obran en el Archivo General de la Nación, en setiembre de 1880 se habían dispuesto los siguientes pagos: a Gustavo Hamonet, $ 276,60 por semillas; a Antolín Funes $ 87,28 por 400 arrobas de maíz y a Miguel Lanús, $ 446,40 por herramientas para las colonias Formosa y Avellaneda.

Un importante aspecto relacionado con el adelanto de la colonia, en lo atinente a su educación y cultura, tampoco fue descuidado por las autoridades responsables de la colonización. Testimonio al caso es el pedido formulado por la Comisaría General de Inmigración, a fines de octubre, para el nombramiento de un maestro y que “le manden los útiles necesarios para la planteación de una escuela en la Colonia "Presidente Avellaneda". Bien sabemos que esa solicitud no prosperó de inmediato.

De acuerdo al Art. 61° de la Ley 817, de Inmigración y Colonización, el 15 de noviembre de 1880 quedó establecida la oficina Central de Tierras y Colonias,  que tomó a su cargo las funciones de la Comisaría General de Inmigración, que debió hacer entrega a aquella de los antecedentes de todas las operaciones que hubo realizado en atender las colonias.

Al finalizar el año y próximo a retirarse de la titularidad de la Comisaría General,  D. Juan Dillon produjo un informe amplio sobre el estado de las colonias que puso en conocimiento del Ministro del Interior Dr. Antonio del Viso. Al dar los datos sobre Avellaneda, mediante una concisa relación, transmitió la promisoria situación de la colonia, encaminada hacia un futuro sin penosas circunstancias. Así se expresaba: "Cuenta dos años de existencia y el racionamiento termina también el 21 de Diciembre; tiene una regular cosecha de maíz y en seguida vendrá la de mandioca, y por lo tanto puede que con eso y los animales vacunos que están recibiendo, tiene la subsistencia asegurada,  pero,  para que no quede duda a ese respecto y puedan los colonos proveer a otras necesidades, conviene hacer extensivo al año entrante, el permiso que se concedió en Junio, para explotar los bosques dentro del perímetro de la Colonia, exonerándolos del impuesto del diez por ciento. Entraba también en el plan de esa Colonia, dar a cada familia un casal de cerdos. Tiene la misma necesidad de edificios públicos que las otras colonias; por de pronto puede utilizarse un galpón para escuela que es de suma necesidad, habiéndose solicitado su instalación..." (Nos atenemos a la ortografía original)

Termina el informe reiterando la conveniencia de canalizar el arroyo con lo que, afirma, se reduciría a sólo dos las catorce leguas en que estima la longitud del curso tortuoso hasta el puerto sobre el San Jerónimo, brazo del caudaloso Paraná.

A modo de breve memoria sobre su personal actuación al frente de la Comisaría General de Inmigración durante los cuatro años de arduos trabajos destinados a iniciar e impulsar la colonización oficial, el señor Dillon formuló algunas consideraciones, dictadas por su amplia experiencia en tan delicada gestión, cumplida a satisfacción de quien fuera su firme y leal animador, el Presidente Avellaneda, a pesar de los obstáculos interpuestos que amenazaron con el fracaso de una obra patriótica y fecunda.

De su escrito, entresacamos algunos conceptos que traslucen sinceridad y corrección de conducta en la valoración de su responsabilidad. Con ellos se logra reconocer aspectos íntimos del complejo mecanismo que caracterizó el plan colonizador del gobierno nacional. Expresó: "La magnitud de la obra (cumplida) y las dificultades con que se ha luchado, harán justicia a la Administración que la inició...Por mi parte, simple obrero ejecutor...  descanso tranquilo en la seguridad de haber cumplido mi deber consagrando hasta los días y horas de reposo...Los trabajos se iniciaron en medio del mayor entusiasmo...(por las dificultades) se comenzó a discutir si la obra era buena o no...La colonia Chubut es el mojón permanente, indestructible, de nuestra soberanía en la Patagonia...".

Por último - reiterando lo que señalamos en otro capítulo -, sugiere algunas medidas sobre colonización. Según su criterio, la acción del gobierno "debe limitarse a fomentar las empresas particulares y la acción de gobiernos provinciales".Hace la salvedad que la población de los  territorios del Chaco, Misiones y la Patagonia, le compete al gobierno nacional. “No debe pensarse en la colonización sin contar con los recursos necesarios... procurando que el establecimiento se haga entre Marzo y Agosto...en el territorio que se ha de colonizar, se procederá en todo, antes de mandar las familias...".

En sus extensas indicaciones, finaliza expresando que, poblando una región con doscientas familias, "... si lo miramos bajo el punto de vista social y político, cien...(de ellas) debían componerse de argentinos pobres que vagan sin hogar y a quienes la sociedad culta debe bastantes reparaciones”. Elevado pensamiento que revela una notable ecuanimidad.

Si analizamos los trastornos derivados de la acción colonizadora por parte del Estado, donde el espíritu de una ley sabia no alcanzó a tener una aplicación positiva conducente a la materialización de elevados propósitos, no podemos soslayar la vinculación que las deficiencias ligaron al primitivo establecimiento poblacional de Avellaneda, ya sea por evidente imprevisión o por ineficacia y malicia de responsables inmediatos, delegados representantes  del ente oficial específico.

Tan pronto como entró en funcionamiento la Oficina central de Tierras y Colonias, al hacerse cargo de las actuaciones de la Comisaría General de Inmigraciones (noviembre de 1880), se llegó a la comprobación de que los antecedentes que obraban en el organismo primitivo, no ofrecían la información que permitiera apreciar con facilidad el estado y situación de las colonias.

Esto demostraba a las claras que con el personal de tres empleados en la Mesa de Tierras de la Comisaría, no era posible cumplir con suficiencia las prescripciones  de la ley. Aparte de ello, el atraso que se advertía era consecuencia  de la negligencia y despreocupación, consciente o no, de los directivos de las colonias, aspecto que ya hemos puntualizado.

La Oficina Central procedió a una urgente reorganización administrativa, para lo cual, por medio de una circular, remitida el 2 de diciembre, se exigía a los comisarios la actualización y cierre, al día 31, de todas las cuentas de los colonos deudores de los anticipos del gobierno; la revisión y cumplimiento de contratos de los proveedores a la fecha del cese del racionamiento y la remisión de un informe amplio antes del 15 de enero. Se les recordaba, además, las instrucciones precisas que fijaba el reglamento para el gobierno de las colonias, dispuesto por la Comisaría General de Inmigración, con frecuencia violadas en desmedro y perjuicio del orden administrativo.

No siendo satisfactorias, por nulas o deficientes, las respuestas al pedido de informe, con el fin de aplicar "medidas enérgicas para corregir en lo posible con mano fuerte las irregularidades allí donde se encuentren (las colonias)” , el mismo Jefe de la Oficina, D. Enrique Victorica, a su solicitud, fue autorizado a realizar una inspección a las colonias "General Alvear", "Formosa", "Resistencia" y "Presidente Avellaneda", visita oficial que, en ese orden itinerario, se inició el 4 de enero para finalizar, con su regreso, el 18 de febrero de 1881.

La inspección en Avellaneda duró ocho días. De la comunicación enviada al Ministerio del Interior, recogemos la siguiente información sobre la colonia.

Para ordenar las cuentas, se citaron a los colonos y se obtuvo declaración de cada uno, "lo que no podía hacer el comisario actual D. Fernando Pearson, mientras una autoridad superior no interviniera...pues había cargos indebidos a los colonos...y él se limitó por su parte a constatar sus actos todos, con libros de recibos, de lo que a cada uno entregaba. De esta manera, moralizó la marcha administrativa y puede decirse con seguridad, que si este Comisario hubiera intervenido en la Colonia desde su fundación, podría presentarse como modelo".

Al cotejar las cifras dadas por los colonos con los apuntes de la provisión, se notaron diferencias "por faltas en el racionamiento durante la administración del Comisario D. Pío Samga y por las que se halla sujeto a un sumario". Según la investigación practicada, esas diferencias significaban un saldo deudor contra Sanga por valor de $F 751,60.

El informe se refiere a las tareas de D. Carlos Perolo, con estos términos:

"Resulta también, que aunque hubo en la Colonia un Agrimensor con sueldo mensual por el Gobierno, no ha practicado los trabajos debidos y se encuentra todavía sin mensurar en su totalidad,, y por tanto, sin delinear los lotes, ni el pueblo, según la Ley".

Esta afirmación acusatoria coincide con el escrito que sobre el tema nos dejara D. Jorge Cracogna, quien se enteró que la mensura fue "muy defectuosa". Y agrega: "Perolo era hombre que se creía ser gobierno él, y dividía las concesiones entre amigos y enemigos suyos; había concesiones de 625 m. de ancho, mientras la otra limítrofe quedaba de 575. Además de esto, muy a menudo se lo encontraba divertido". La mensura debió hacerse de nuevo.

 

Bibliografía utilizada por el Dr. Manuel Ireneo Cracogna en los títulos Penoso Avance de la Colonia, que divido yo acá en tres partes a efectos de facilitar su lectura:

MINISTERIO DEL INTERIOR, COMISARIA GENERAL DE INMIGACION, INFORME DE LAS CLONIAS NACIONALES. 1879 - PS VIII Y XXIX - MEMORIA 1878/79 - ESTADO Y PERSPECTIVAS DE LAS COLONIAS - 1880 - PAG. 669 Y SIG. - PAG 607 Y SIG. - INFORME DE LAS COLONIAS NACIONALES 1880/81 - PS 101/105 - Y PAG. 95/96

ARCHIVO GENERAL DE LA NACION. INMIGRACION EXP. 2856 -I- 1880 - LEGAJO 6 EXP. 3.062 - LEG. 9 EXP 3.738 23/6/80 - EXP 3.752 -

JORGE CRACOGNA - DATOS HISTORICOS DE LA COLONIA AVELLANEDA - PAG. 17, 18, 19

NICOLAS AVELLANEDA - ESCRITOS Y DISCURSOS DE N. AVELLANEDA - BS.AS. - 1910

BOLETIN DEL INSTITUTO GEOGRÁFICO ARGENTINO - T III (1882) P.50 - P 121

INFORME DE LA OFICINA CENTRAL DE TIERRAS Y COLONIAS - 1881 -