ELLA Y EL ESPEJO

 

 


FLORENTINO HERNANDEZ

 

Se acostumbraron a verla
a través de la ventana,
nunca en otro lugar.
Les llegaba su imagen ubicada
frente al espejo,
las manos bronceadas ajustando
una cinta en el pelo de la nuca.
Pudieron figurarse otra cosa:
que diariamente
salía o regresaba de la calle.
Pero no.
Era más cotidiano lo otro,
imaginarla con el busto desnudo
y entrever su perfil
tras la cortina ondulada
por la brisa,
no como las otras muchachas
que pasaban perfumadas al atardecer
por la calle principal.

 

 

 

LITERATURA