EL DESCANSO Y EL SUEÑO

 

 

 

EL DESCANSO Y EL SUEÑO

 

 

El ser humano pasa más horas de la vida durmiendo que en cualquier otra actividad. La función esencial del sueño, como restaurador natural, es recuperar la energía gastada. La forma más completa de reposo es el sueño: el cuerpo y la mente se "refrescan".

 

 

1.- DESCANSO Y SUEÑO, VITALES PARA LA SALUD

 

Durante los períodos de descanso y sueño el cuerpo se repone, vuelve a adquirir energía y se prepara para una función renovada. Pero, el cuerpo y la mente no dejan de trabajar por completo mientras se está durmiendo: se sigue respirando y el corazón late, los párpados parpadean, etcétera. Incluso, los procesos vitales, como la respiración y la circulación de la sangre, funcionan, aunque más lentamente y todo ello, para acumular energía. El objetivo principal del sueño es la regeneración de la energía nerviosa. La vitalidad del cuerpo se restaura. Durante el sueño, el cuerpo está lleno de actividad: reparación de tejidos, curación, realimentación de órganos y células con combustible, sustitución de células viejas que han perdido vitalidad por otras nuevas. El corazón bombea sangre a través del cuerpo para recoger desechos y residuos no eliminados el día anterior y transportarlos a los canales de eliminación. La tensión muscular, la velocidad del pulso, la temperatura y la presión sanguínea suben y bajan. Sólo una parte del cerebro está dormida, pues el sistema nervioso continúa realizando miles de millones de procesos mientras estamos durmiendo.

 

 

2.- ¿QUÉ ES LO QUE PASA EN EL CEREBRO?

 

La clave está en el tronco encefálico. A menos que la corteza del hemisferio cerebral, la parte "pensante" del cerebro, sea activada por el tronco encefálico, se muestra demasiado torpe para la actividad intelectual y se produce lo que llamamos sueño. Cuando se está despierto, los hemisferios cerebrales se encuentran en un tono alto de actividad. La médula espinal también está "sintonizada" alta, es decir, recibe instrucciones del cerebro para transmitir mensajes nerviosos cuidadosamente ajustados, que se desplazan desde las células medulares, a través de los nervios, hasta los músculos productores de los movimientos. La capacidad de respuesta de la corteza cerebral y la médula espinal es activada por influencias eléctricas procedentes del tronco encefálico.

 

 

3.- SUEÑO Y DESCANSO, NO SON LO MISMO

 

Muchas personas tienden a confundir los términos descanso y sueño. La condición de sueño sólo existe cuando ha cesado la conciencia. Si la importancia del sueño para el ser humano no es cuestionable, no pasa lo mismo con el descanso. La gente no parece comprender lo esencial que es para la preservación de la salud. El descanso es un período de inactividad durante el cual el cuerpo puede restaurar la energía gastada, que permite compensar el desequilibrio. En esencia, el descanso es la reducción del gasto energético, que permite al cuerpo restaurar las energías perdidas. El descanso físico puede obtenerse interrumpiendo la actividad física, bien sentado, tendido o relajado. El descanso sensorial se asegura mediante la quietud y absteniéndose de usar los ojos, pues reduce un gran gasto de energía. El descanso emocional se consigue sólo con retirarse de la participación en los altibajos causados por la interacción personal. Y, el descanso mental se logra separando la mente de cualquier actividad intelectual.

 

 

4.- EL ESTRÉS, VERSUS INSOMNIO

 

La forma como nos sentimos mental o emocionalmente afecta con frecuencia al funcionamiento del cuerpo y esto puede causar síntomas similares a los de una enfermedad física. Para la salud es necesario que logremos un equilibrio razonable entre nosotros mismos y las circunstancias de nuestras vidas. El estrés es una enfermedad de nuestros tiempos, que llega a provocar alteraciones o reacciones que se desencadenan en el organismo cuando éste se enfrenta de forma brusca con un agente nocivo, cualquiera que sea su naturaleza. Para disminuir la probabilidad de sufrir trastornos por estrés el aspecto más rentable y fructífero es la prevención. Gran parte del estrés que padecen tantas personas en el ambiente laboral tiene su origen en esa tendencia tan generalizada a forzar al cuerpo para ir más allá de sus capacidades, empujándole hasta el borde de lo tolerable. Este estilo de vida gasta mucha energía nerviosa. Es mucho mejor dedicar cierto tiempo a descansar tranquilamente, con los ojos cerrados y el cuerpo quieto. No hay que olvidarse que el descanso evita la fatiga excesiva, promueve un trabajo mejor y más eficaz y aumenta la productividad. Cuando se está fatigado y estresado, la agudeza mental y la potencia física están muy disminuidas.

 

Existen varias razones que contribuyen a la incapacidad de dormir. El insomnio puede manifestarse por dificultad para conciliar el sueño, interrupciones del sueño o desvelo demasiado temprano. La preocupación, la tensión y la depresión, síntomas habituales de una enfermedad llamada estrés, son las causas más comunes. El insomnio persistente pronto comienza a causar problemas durante el día: somnolencia, falta de concentración e irritabilidad. Pero, precisamente, también hay varias formas de facilitar el sueño. Es importante olvidar las tensiones hasta de echarse en la cama. El medio ambiente también es importante: la tranquilidad, la temperatura cálida y un colchón firme facilitan el sueño. También puede facilitarlo el cansancio físico suficiente, ya que tanto el cuerpo como la mente solicitan reposo.

 

5.- ¿CUÁNTO SUEÑO NECESITAMOS?

 

En un principio, una persona debe dormir cuando tiene sueño, y que cuando se despierta ya ha dormido lo suficiente. El sueño suficiente es el requerido para recuperar la energía nerviosa, acumular reservas, sustituir y desechar células gastadas y eliminar los productos secundarios del metabolismo. No hay una cantidad de sueño fija para todo el mundo. La mayoría de los adultos duermen algo menos de ocho horas, mientras que los niños necesitan más sueño y los ancianos menos. Por tanto, dormir en exceso no es más que una manera de hablar, porque el cuerpo no dormirá más allá de lo necesario. La conciencia regresa cuando las necesidades han sido satisfechas. Pero sí que existe la deficiencia de sueño. Cuando se duerme menos de lo necesario, no se genera la suficiente energía nerviosa como para satisfacer las necesidades, además de disminuir todas las actividades corporales provocando: mala digestión, dificultades de eliminación, aumento de peso, cansancio, estrés, entre otras dolencias.

 

 

 

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