LAICA O LIBRE

 

"LAICA O LIBRE"

 

La posibilidad de que el gobierno militar encabezado por el general Pedro Eugenio Aramburu convoque a elecciones nacionales comienza a evaluarse ya en 1956. Uno de los hombres surgidos del movimiento estudiantil reformista e integrante de una familia con un perfil altamente valorado en las universidades, Arturo Frondizi -hermano de Risieri, rector de la UBA-, anuncia el 24 de septiembre de ese año que será el candidato radical para la presidencia. Claro que falta un pequeño detalle, las elecciones no están convocadas, no tienen fecha y además no media ninguna resolución de su partido.

Pedro Eugenio Aramburu

El peronismo está proscripto y perseguidos sus dirigentes y militantes. La intransigencia radical, a la que pertenece Arturo Frondizi, controla el comité nacional del partido. Desde allí hasta la fractura en dos organizaciones -la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) y la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI)- transcurre cerca de un año. En marzo de 1957 ya hay dos partidos radicales y Frondizi se acerca al peronismo.

Desde una perspectiva de izquierda y con un acuerdo con el líder justicialista -que Rogelio Frigerio, ahora enrolado en la UCRI se encarga de negociar personalmente Frondizi gana las elecciones nacionales del 23 de febrero de 1958. El radicalismo del pueblo espera que se repita el voto en blanco de los justicialistas, tal como había ocurrido en 1957, cuando los comicios para la designación de los representantes para la reforma constitucional. Cerca de dos millones de votos peronistas se vuelcan a la fórmula de la intransigencia, que derrota al sector radical encabezado por Ricardo Balbín.

 

 Arturo Frondizi

 

Frondizi llega al gobierno de la mano del peronismo, pero con un serio apoyo de la izquierda -ganado sobre todo por su libro-denuncia Política y Petróleo- y con laestructura estudiantil de la Acción Política Universitaria (APU) en su favor. Los sectores más dinámicos de la izquierda estudiantil reformista tienen a su cargo buena parte de la campaña electoral de la UCRI.

Pero no mucho después de asumido el gobierno, Frondizi firma contratos con compañías extranjeras que generan una convulsión en el mundo político nacional. El gobierno de la UCRI tambalea a medida que se suceden las protestas y las visitas militares a la Casa Rosada. Para la oposición, "no fueron contratos sino concesiones". Para el oficialismo, es la única forma de asegurar el autoabastecimiento petrolero. "YPF compra el petróleo que las compañías extranjeras sacan de nuestro suelo", se dice del otro lado.

En este clima caldeado, cuando la inminente llegada de equipos técnicos del exterior para organizar la extracción petrolífera asusta a más de un miembro del gobierno por la posible concreción de algún atentado, Frondizi lanza un baldazo de agua fría sobre sus antiguos compañeros de lucha en las universidades. En agosto de 1958 se filtra una información del oficialismo que indica que un grupo de "notables" está preparando la reglamentación del artículo 28 del decreto 6403. Los estudiantes sienten que el presente que les había dejado el ex ministro Atilio Dell´Oro Maini es una bomba de tiempo.

 

El país se moviliza

 

Para algunos es una bomba de alto poder que polariza a la sociedad. Para otros es una suerte de cortina de humo que Frondizi lanza para evitar conflictos en torno a la política petrolera. Lo cierto es que nuevamente se fractura el país, alrededor esta vez de un tema difícil para los claustros: la enseñanza privada. Los sectores que se autodenominan partidarios de la enseñanza libre están integrados principalmente por la derecha conservadora o liberal, estudiantes y docentes católicos y otras figuras, entre ellos Álvaro Alsogaray, el padre Ismael Quiles, Raúl Matera, el hermano Septimio Walsh, monseñor Antonio Plaza, Antonio Salonia y Rogelio Frigerio. Del lado de quienes se denominan defensores de la enseñanza laica se ubican los radicales del pueblo, el socialismo y el comunismo, el estudiantado reformista, la mayoría de las autoridades de las universidades y otros sectores. Elíseo Verón, Abel Alexis Latendorf, Carlos Sánchez Viamonte, Ismael Viñas, Alfredo Palacios, Ricardo Balbín, el rector Risieri Frondizi, Oberdam Caletti, José Peco, Josué Gollan, Norberto Rodríguez Bustamante, Roberto Quieto, Jorge Sáenz -presidente del centro de derecho de la UBA- José Luis Romero, son sólo algunas de las personalidades que adhieren a este sector.

Alfredo Palacios

Apenas se conoce la existencia de la comisión de estudio de la reglamentación del artículo 28, Jorge Sáenz entrevista a los miembros de la comisión de enseñanza de Diputados, quienes dicen ignorar tal iniciativa. Visto que los grupos católicos tienen el apoyo explícito del gobierno, la oposición laica decide movilizarse. El primer acto es en Filosofía y Letras.

 

Los grupos privatistas, reclaman para las universidades particulares el derecho a expedir títulos. Los otros sostienen que los diplomas y la habilitación son de carácter público y sólo caben, por el nivel de responsabilidad que implican, al Estado. Tras el acto de Filosofía, los laicos organizan otro, esta vez en Ciencias Exactas, el 4 de septiembre de 1958. La columna sale de la facultad y se dirige hacia el Congreso, encabezada por el propio rector Risieri Frondizi. A los estudiantes universitarios se suman los secundarios, que aprovechan la ocasión para reclamar contra el decreto Jorge de la Torre, que impide la agremiación en las escuelas. Los alumnos de colegios medios, agrupados en la Federación de Estudiantes Secundarios de Buenos Aires (FESBA) ocupan varios establecimientos. El conflicto adquiere cierta dosis de dramatismo, con movilizaciones que en más de una ocasión terminan en violentas refriegas, con heridos y vehículos incendiados.

 

Los sectores católicos se organizan para la contraofensiva. Prolijamente, los chicos que concurren a las escuelas católicas -según la visión de los "laicos"- son enfilados el 15 de septiembre rumbo al Congreso. Las crónicas periodísticas señalan alrededor de 60 mil personas concentradas frente al parlamento. Tras los consabidos discursos en los que se fustiga a los sectores laicos, la columna se dirige a la casa rosada. Allí Frondizi saluda a los manifestantes desde el balcón.

 

Mientras, las facultades son ocupadas casi en su totalidad -con la excepción de Agronomía- y son paralizadas por una huelga estudiantil de apoyo a la postura laica. El acto más importante, que las versiones periodísticas calculan en 250.000 personas, es el que se efectúa el 19 de septiembre frente al Congreso. José Luis Romero, Ismael Viñas, Omar Patti, Jorge Goldsmitd y Carlos Barbé son los oradores. La convocatoria congrega no sólo a los estudiantes. También expresan su apoyo partidos políticos, sindicalistas, docentes, científicos y personalidades del exterior. Se reclama la suspensión del artículo 28.

 

En la cámara de diputados, entre tanto, las divergencias entre unos y otros generan cierto resquemor incluso en el bloque de la UCRI. El 26 de septiembre, por 109 votos contra 52 se dispone la derogación del artículo 28 del polémico decreto. Falta la decisión del Senado, que lo trata poco después. Mientras, la cuestión del petróleo comienza a retomar algún espacio en la arena política con movilizaciones y protestas. Caen varios funcionarios del gobierno, entre ellos Isidro Odena y Rogelio Frigerio.

 

Pero en lo que se refiere al debate laica-libre, mientras en diputados el despacho de comisión había propuesto la supresión del artículo 28, el despacho de la minoría sostiene una variante: Las universidades privadas pueden expedir títulos, pero la habilitación profesional queda en manos del Estado. El proyecto es elaborado por el diputado oficialista Horacio Domingorena. El Senado rechaza la iniciativa de diputados y hace suyo el proyecto Domingorena.

 

Aquí surge un punto que la historia todavía no ha dilucidado. Diputados rechaza la iniciativa. Luego la cámara alta ratifica su criterio y vuelve a enviar el proyecto a diputados. Algunos interpretan que la iniciativa entra por tercera vez a la cámara baja y en consecuencia, de acuerdo al reglamento, cualquier rechazo necesita el apoyo de los dos tercios. En cambio, según Carlos Sánchez Viamonte, al haber cambiado el Senado el texto del proyecto -porque no se trataba de una derogación de proyectos, sino de una derogación con posterior sustitución- podía rechazarse sin ese requisito.

 

Aún así, los diputados contrarios a la posición privatista estuvieron a punto de imponerse por dos tercios. Cuentan los relatos periodísticos, que los sectores de la enseñanza privada presionaron sobre los legisladores hasta el punto que en la votación aparece un diputado que es llevado en camilla. Fueron 102 votos contra 69.

 

Una "Carta abierta" de la Convención Nacional de Centros de la FUA, -redactada por Guillermo Estévez Boero- reclama de Gabriel Del Mazo que se una al movimiento laico. Del Mazo es uno de los firmantes del Manifiesto Liminar, lo posee en guarda y ahora ocupa un lugar en el gobierno frondizista. Pero el ex líder estudiantil esta vez no escucha. "Esperamos su palabra; si tenemos que darlo de baja lo haremos con profundo dolor, porque será un trozo humano de la reforma que queda en el camino; pero si seguimos contando con un maestro, ocho universidades nacionales lo rodearán con una fuerza juvenil que supera en mucho a la de 1918" -reza la nota estudiantil.

 

El proyecto finalmente aprobado determina que la habilitación profesional queda a cargo del Estado. Pero no explicita qué organismo estará encargado de esta misión. En la práctica, poco a poco este poder fiscalizador se fue perdiendo, y la lucha es ganada por los sectores privatistas de la sociedad.

 

Decepcionados pero aún activos, se cuentan por millares los estudiantes universitarios que insisten en resistir la aplicación del artículo 28. En turbulentas movilizaciones callejeras se producen ardorosos choques contra fuerzas policiales. Las crónicas de los diarios abundan en datos sobre heridos -varios de ellos de bala- y detenidos.

 

La conducción de la FUA, preocupada por la marcha de los acontecimientos, solicita y obtiene varias audiencias con el presidente Frondizi para pedirle el cese de la represión policial a los estudiantes y que no aplique el artículo 28. El mandatario le dice a los líderes universitarios que el movimiento estudiantil está siendo utilizado por el golpismo y contraataca exigiendo que se ponga fin a las manifestaciones.

 

La FUA sostiene, en cambio, que sus demandas lejos están de favorecer a los golpistas y le comunica que, bajo ningún punto de vista, serán arriadas las banderas del movimiento de protesta. Los dirigentes se marchan desilusionados del despacho presidencial.

 

El clima de agitación no cesa y, meses después, el gobierno de Frondizi instrumenta el denominado Plan Conintes (Conmoción Interior) que da franquicias a las fuerzas de seguridad para capturar y encarcelar activistas sindicales y estudiantiles involucrados en planes de lucha o de acción directa.

 

Casi al mismo tiempo que empieza a descender la tensión agitadora, se vislumbra una división de aguas en el torrente reformista de la Universidad.

 

La bifurcación político-ideológica -que había comenzado a insinuarse durante el gobierno provisional del teniente general Pedro Eugenio Aramburu- transita los senderos tradicionales desde la gesta de la Revolución francesa: una derecha y una izquierda.

 

La primera se identifica más nítidamente con los idea' les de la Revolución Libertadora. Son los estudiantes universitarios que habían tomado parte activa y militante en los grupos cívicos de resistencia al gobierno del presidente Perón.

 

Por el otro cauce reformista circulan corrientes de la izquierda marxista y no marxista, que a fines de la década del `50 se embarcan en movilizaciones de proyección extrauniversitaria, como las emprendidas contra el Pacto del Atlántico Sur, de cooperación militar a nivel del continente, bajo la tutela estadounidense.

 

Entre 1959 y 1961 el blanco elegido por los grupos más politizados es la Comisión Nacional de Administración del Fondo de Apoyo al Desarrollo Económico (CAFADE). La CAFADE es creada por decreto gubernamental, bajo control directo de la presidencia de la nación, con el propósito de fijar funciones para un programa de cursos, investigación, becas, formación de técnicos e investigadores, con la asistencia de la United States Operation Mission en la Argentina.

 

El proyecto CAFADE apunta a la tecnificación de la producción ganadera y a otras ramas de la economía. Los fondos del programa de desarrollo son acordados sobre la base de la venta a la Argentina de excedentes agrícolas de los Estados Unidos y el compromiso argentino de abandonar las pujas competitivas en ese terreno.

 

A fines de 1960, durante una reunión del Consejo Superior de la UBA, una nutrida barra estudiantil acompaña las intervenciones de los consejeros reformistas, contrarios a la iniciativa de crear una Escuela de Graduados en Ingeniería, financiada por la CAFADE. Los ingenieros serían capacitados para controlar la producción en grandes empresas. La ponencia es derrotada y la votación se festeja alborozadamente en la barra.

 

Las fuerzas estudiantiles se mueven, sin embargo, acosadas por presiones internas y externas que les impiden actuar con entera libertad. La actividad de las agrupaciones, Centros y Federaciones se encuentra restringida en los hechos por distintas medidas de represión policial. Mientras en el corazón de los claustros operan disciplinadas bandas de grupos armados por sectores de la ultraderecha. Uno de los casos típicos es el de las organizaciones que a manera de grupo de choque accionan sin ataduras por los espacios de la Facultad de Derecho de la UBA. Son frecuentes los encontronazos a golpes de puño, cachiporras o a balazos entre fracciones de la izquierda y la derecha. Actúan grupos como Tacuara y Guardia Restauradora Nacionalista.

 

Una feroz campaña antisemita motorizada por las huestes de la ultraderecha es respondida con acciones de agitación y propaganda de nucleamientos reformistas y de izquierda, que confluyen en un multitudinario acto de protesta en al Facultad de Medicina de la UBA, en 1962.

 

El alejamiento voluntario del rector de la UBA, Julio Olivera (un académico surgido del riñón del Humanismo) fuerza la convocatoria de una Asamblea General Universitaria, que el 22 de marzo de 1965 consagra sucesor al ingeniero Hilario Fernández Long. Las gestiones rectorales de Olivera y de Fernández Long, otro intelectual humanista que había sido decano de la Facultad de Ingeniería, indican la supremacía en los claustros de los votos de extracción socialcristiana, moderados y liberales.

 

La espada de la lucha ideológica parte en mitades al Reformismo

 

Nuevos desencuentros en las filas del reformismo se consuman en el IV Congreso Nacional de Estudiantes, organizado por la FUA para el 18 de octubre de 1959, en la ciudad de Córdoba. El coro de voces contra la política del gobierno de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) logra dominar la escena de las deliberaciones.

 

La influencia de los reformistas de izquierda se refleja en las conclusiones del IV Congreso. Se reprueba la orientación que le imprime al gobierno nacional el presidente Frondizi, se censura en duros términos la tarea que cumple la CAFADE y se da nacimiento a la Secretaría de Relaciones Obrero-Estudiantiles. La creación de la Secretaría es considerada un triunfo por las tendencias que buscan relacionar sólidamente los movimientos gremiales estudiantiles y sus luchas con las organizaciones y las luchas de los trabajadores.

 

En cambio, otras expresiones del movimiento estudiantil levantan dedos acusadores y cuestionan que la central universitaria haya descuidado buena parte de los sentimientos más caros del alumnado. Dicen que se ha olvidado profundizar aspectos como el funcionamiento de las Universidades y los problemas pedagógicos.

 

Herido internamente a raíz de la derrota en las frontales batallas de "laica o libre", el reformismo da señales de disgregarse. Tal vez su militancia encuentra un punto de coincidencia sólo al cuestionar la política petrolera del gobierno de Frondizi. En este área de la vida nacional es donde se localiza una de las frustraciones más filosas de los estudiantes que apoyaron vivamente al frondizismo.

 

Es que casi había sido unánime el respaldo del movimiento universitario a los ideales de crecimiento económico y desarrollo independiente que expone Frondizi en su obra "Petróleo y Política". En ese tratado, el líder ucrista se erige en ardiente defensor de políticas que promuevan sin condicionamientos internos ni externos el progreso de la industria nacional, el autoabastecimiento en materia de hidrocarburos y la potenciación de las energías dormidas de la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) inyectándole inversiones para tecnología y equipamiento modernos.

 

Por el contrario, va ganando terreno en vastos sectores del estudiantado universitario el rechazo a las definiciones sobre política nacional, y la inclinación a ocuparse exclusivamente de las cuestiones atinentes a la comunidad de los claustros. Refugiados detrás del viejo escudo de frases como "yo a la Facultad vengo a estudiar" o "soy apolítico" o "a la Universidad no se viene a hacer política", no son pocos los que ven cada día con mayor indiferencia el accionar de las agrupaciones. De esta manera, se ve afectado el poder de convocatoria de agrupaciones como las nucleadas alrededor de los cuadros de la FJC-PC con un altísimo grado de organización y disciplina. Sus propuestas de cambio social a partir de principios como la lucha de clases o el internacionalismo proletario no terminan de articularse con la idiosincrasia de otros preceptos brotados de las tradiciones, la historia y las particularidades nacionales del folclore ideológico criollo.

 

Pero, sobre esta compleja trama de ideas muchas veces antagónicas hasta la confrontación, va perfilándose el telón de fondo del escenario donde los estudiantes escribirán las páginas del IV Congreso.

 

Supremacía del reformismo de izquierda

 

A fin de contrarrestar el poder de los reformistas de izquierda para nombrar dirigentes de la FUA, auxiliados por los sistemas de elección indirecta de autoridades de Junta Ejecutiva, cobra forma un bloque opositor. Integran este frente batallones reformistas de extracción moderada, entre ellos radicales y humanistas de la Universidad de La Plata, de Ingeniería de Buenos Aires-La Línea Recta, Rosario y Córdoba.

 

En las vísperas del IV Congreso, la coalición de radicales, humanistas, independientes moderados y otros grupos menores urde un plan para evitar que el organismo deliberativo quede constituido. En última instancia y perdido por perdido, los aliados intentan dejar sin quórum al recinto. 37 El plan fracasa y los reformistas de izquierda conquistan el control de las sesiones de tal modo que los documentos de conclusión reflejan su visión particular de la situación nacional e internacional. Es proclamado presidente de la FUA un estudiante de Derecho de la Universidad de Santa Fe: Guillermo Estévez Boero.

 

Para afianzar su poderío y lograr un voto de confianza de una figura legendaria del movimiento reformista, es invitado a subir a la tribuna de oradores del IV Congreso el doctor Enrique Barros, radical y coautor del Manifiesto Liminar de la Reforma.

 

Al constituirse la nueva Junta Ejecutiva, los cargos de conducción son distribuidos entre los mayoritarios reformistas de izquierda, además de dirigentes del socialismo, comunismo e izquierda independiente.

 

En el despacho sobre la situación económica, social y política del país, emitido el 18 de octubre de 1959, se reclama la "derogación del llamado Plan de Estabilización impuesto por el Fondo Monetario Internacional que coloca a nuestro país en la dependencia financiera, afectando nuestra soberanía".

 

El programa fuista establece compromisos para bregar por "la reforma agraria (...) a través de la expropiación de la oligarquía parasitaria (...); nacionalización de todas las fuentes de energía (...); control obrero de la producción y las finanzas (...); respeto al ejercicio de los derechos de prensa, palabra, reunión, asociación y huelga y libertad a los presos gremiales y políticos", entre otros.

 

En las postrimerías de la década del `50, vuelve a crecer la agitación en las universidades. Banderas gremiales históricas son levantadas por estudiantes platenses: el funcionamiento de los comedores. Millares de jóvenes, inmigrantes internos de ciudades y pueblos de la provincia de Buenos Aires y el sur argentino, pueblan las casas de altos estudios de La Plata. Pese a que la gran mayoría proviene de familias de ingresos medios (pequeños y no tan pequeños productores agropecuarios, por ejemplo), el estudiantado platense lleva una vida de alegre bohemia, con pocos pesos en el bolsillo, aunque sus padres les giran fondos para solventar los estudios.

 

El comedor de la Universidad los congrega día a día, pero no sólo para compartir un almuerzo. El centro gastronómico universitario es un recinto apto para las discusiones políticas y en tan frecuentes como multitudinarias asambleas se tratan los problemas de la Universidad.

 

Epopeyas geográficamente lejanas, como el proceso revolucionario que lidera en Cuba Fidel Castro para acelerar la calda del régimen dictatorial de Fulgencio Batista, es seguido con curiosidad y atención por el movimiento estudiantil. Centros y federaciones de todo el territorio celebran el réquiem al gobierno de Batista. El carácter nacionalista y democrático de la primera etapa de la revolución de los barbados milicianos de la Sierra Maestra concita simpatías, aun en los medios de comunicación oficiales.

 

El líder socialista Alfredo Palacios une su voz al elogioso coro, aunque luego se ubica en la primera fila de quienes censuran el encuadramiento de Cuba en el bloque soviético.

 

Otro episodio que protagoniza el movimiento estudiantil es el de la conmemoración del 150 aniversario de la Revolución de Mayo. El 25 de mayo de 1960, la central estudiantil lanza las Jornadas por la Liberación Nacional, en las que se evoca la gesta.

 

La radicalización de la FUA

 

La Junta Ejecutiva de la FUA convoca al V Congreso y se elige como sede la ciudad de La Plata. La capital bonaerense se convierte en escenario de agudas controversias en las entrañas del reformismo. Sobre los campos de batalla de la disputa ideológica vuelven a desplegarse generosamente los efectivos en pugna. De un lado, quienes llaman a mirar hacia afuera y pronunciarse sin eufemismos en defensa de los movimientos de liberación y transformación social del Tercer Mundo. Del otro, quienes priorizan la problemática nacional y su manera de insertarse en el panorama latinoamericano.

 

Nuevamente es la coalición de reformistas independientes, socialistas y comunistas la que encumbra a sus hombres en los puestos estratégicos de la dirección fuista. Es nombrado presidente de la FUA Carlos Cevallos, secretario general del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ingeniería de Córdoba.

 

Todo sucede mientras asoma sus primeras luces la década del `60. En Buenos Aires, un comando de los servicios secretos israelíes detecta y captura a uno de los más buscados criminales de guerra del nazismo que había logrado escabullirse del escenario de la II Guerra Mundial tras la caída del Reichstag: Adolf Eichmann. El operativo de los comandos repercute fuertemente en la comunidad nacional e internacional. Eichmann logra ser sacado sigilosamente del país y conducido a Europa para su juzgamiento. El episodio es interpretado por grupos políticos y periodísticos como un avasallamiento de la soberanía.

 

El ingeniero Álvaro Alsogaray, ministro de Economía de Frondizi, describe un crítico panorama de las finanzas, durante una transmisión televisiva e invita a la ciudadanía a "pasar el invierno". Por esos días, se difunde periodísticamente una estadística, según la cual, en la Argentina hay 5.961.000 personas en estado de pobreza y la mortalidad infantil es de cinco víctimas por hora.

 

Al desarrollarse la ronda electoral de renovación de autoridades estudiantiles universitarias, en 1962, se observa una avance de las agrupaciones no reformistas y humanistas. Votan en los comicios de Centros de Estudiantes de la UBA 26.344 alumnos, sobre un padrón de 33.618. La listas reformistas triunfan en Ingeniería, Medicina, Ciencias Exactas y Filosofía y Letras. Los humanistas consagran sus candidatos en Ciencias Económicas, Farmacia y Bioquímica y en Agronomía y Veterinaria. En Derecho se impone el Movimiento Universitario de Centro, con ventaja moderada sobre las listas reformista y humanista. En Odontología vence una agrupación Independiente.

 

El Integralismo cordobés, por su parte, logra el control de la mayoría de los Centros. En la Universidad del Nordeste las victorias se reparten entre independientes y humanistas, y en la Universidad del Litoral prevalece el poderío de las listas auspiciadas por el Ateneo Universitario, aunque en algunos centros se verifican éxitos del reformismo.

Los reformistas mantienen su condición de fuerza mayoritaria en la Universidad Nacional del Sur. En La Plata, figuran en primer lugar las boletas de las listas reformistas, aunque se producen varios triunfos de los independientes.

 

 Intentos por actualizar la Reforma

 

El tironeo permanente que ejercen las agrupaciones para definir cuál es el camino que debe tomar el Movimiento Estudiantil termina por convencer a los dirigentes de la FUA de la necesidad de llamar a un gran debate nacional que zanje las discrepancias. Es así como se produce el llamamiento a un "Seminario Nacional sobre la Reforma Universitaria", en el que podrán escucharse las opiniones para poder confrontarlas y extraer conclusiones que despejen las nieblas de la polémica.

 

Ninguna fuerza le esquiva el bulto al debate. Más aún, lo necesita. La decisión de convocar al Seminario se toma por unanimidad de los representantes de las Federaciones universitarias constituidas. La convocatoria surge de una reunión en el local donde funciona la Federación Universitaria de Córdoba, con el aval de las federaciones del Sur, Norte, Litoral, La Plata, Nordeste y Buenos Aires (Federación Universitaria de Buenos Aires).

 

Cinco días de febriles conversaciones, enconos y medulosos intercambios de puntos de vista en la ciudad de San Miguel de Tucumán alumbran un documento referido al rol de la Universidad, la situación nacional y la Reforma. Los 160 delegados participantes, que habían trabajado arduamente en distintas comisiones, son los portadores del texto para darlo a conocer a los estudiantes de cada Federación.

 

En algunos de los párrafos salientes de la Declaración de Tucumán se leen expresiones como las siguientes:

 

"Se hace necesario (...) la prevención de un error frecuente al analizar la significación del movimiento reformista que consiste en adjudicarle la categoría del movimiento político total de los estudiantes argentinos, capaz en consecuencia de aplicar por sí, totalmente, la ubicación del estudiantado en las diferentes etapas históricas del país; (...) esa capacidad potencial para desarrollarse requiere que se profundicen los contenidos vinculados a lo nacional, al antiimperialismo, a la solidaridad con los trabajadores (...).

 

Analistas políticos comentan, a la luz de los despachos del Seminario, que la FUA revisa su anterior postura antiperonista. Hay una ardiente autocrítica basada en separar la composición social claramente popular del justicialismo de grupos que los estudiantes no trepidan en calificar de "reaccionarios".

 

Se cierra 1961, año que depara sucesos de singular repercusión en el plano nacional e internacional. Quien había sido primer diputado socialista de América, Alfredo Palacios, es electo senador por la Capital Federal. El Papa Juan XXIII es en el mundo una figura de llamativa influencia al conducir una etapa de transformaciones en la Iglesia Católica, impactando y generando corrientes de simpatía por sus principios de doctrina social y por el contenido avanzado de la Encíclica Populorum Progressio. El presidente Frondizi recibe en audiencia al Che Guevara en la residencia de Olivos y viene soportando audaces planteos militares. Panfletos arrojados en las Facultades por activistas de la FUA llaman a "defender las libertades democráticas y la voluntad popular, contra el golpe de estado".

 

El gobierno se desploma el 28 de marzo de 1962, días después de que el mandatario anula las elecciones para gobernador de la provincia de Buenos Aires. En esos comicios por primera vez desde 1955 se presenta una fórmula justicialista, Framini-Anglada, pero formalmente encubierta bajo la denominación Unión Popular, a causa de la proscripción que pesa sobre el partido fundado por Juan Perón. Frondizi declara nula la votación que favorece al peronismo, cuyo binomio había recibido expreso apoyo de la FUA.

 

En medio de la asonada militar que depone a Frondizi y lo conduce arrestado a la isla de Martín García, se produce una confusa situación de vacío de poder. El vicepresidente, José María Guido, le gana de mano al general Poggi en llegar a la Corte Suprema y jura como nuevo presidente.

 

La FUA, pese a su cerrada oposición al frondizismo, condena en documentos públicos el levantamiento armado y recibe como respuesta la clausura de locales de varios centros de Estudiantes.

 

Ronda el cisma en el VI Congreso de la FUA

 

Impactados por la dimensión de los movimientos populares que sacuden la sociedad moderna, toman color político las manifestaciones del movimiento estudiantil. Gestadas subterráneamente, actúan luego de manera desembozada, aunque la mayoría se escucha en un cada vez más amplio abanico de siglas y nombres que sólo expertos o iniciados saben interpretar.

 

Un ala de aquellos desprendimientos del reformismo fragmentado de fines de los `50, da nacimiento al Movimiento Nacional Reformista, el embrión del Partido Socialista Popular (PSP).

 

Otro acontecimiento internacional repercute hondamente en los estudiantes cada día más politizados: la crisis de los misiles. El bloque soviético comienza la instalación en Cuba de misiles nucleares a escasas millas del territorio de los Estados Unidos. La humanidad teme que alguien cometa la apocalíptica torpeza de dar comienzo a una conflagración atómica. Un diálogo directo de los presidentes estadounidense, John Kennedy, y soviético, Nikita Kruschev, apaga la llama recién encendida y evita el incendio. Los soviéticos retiran los misiles.

 

Azorados porteños miran transitar por las calles de Buenos Aires, en frenético despliegue, tanques, camiones y jeep, que preludian batallas de imprevisible desenlace. Es en 1963 cuando las Fuerzas Armadas, particularmente el Ejército, se divide en "azules" y "colorados". Interpretaciones periodísticas de época identifican a los "azules" con una fracción moderadamente antiperonista y profesionalista, a diferencia de los "colorados", a quienes se considera un sector fuertemente antiperonista y lanzado, tal vez, a la aventura de otro golpe de estado. Los combates culminan con la rendición de los "colorados" y comienza a hablarse de un general que comanda las fuerzas de Campo de Mayo, Juan Carlos Onganía, enrolado en las filas de los "azules" vencedores.

 

Los cinco días durante los cuales miles de argentinos almacenan comestibles, escuchan esporádicos tableteos de ametralladoras y se pegan a las radios para seguir las noticias bélicas, la polémica invade, también, las universidades. Algunos sectores, entre ellos los vinculados al Partido Comunista, toman partido por los "azules" para aislar a los "colorados". La mayoría de las agrupaciones invita a mantener la prescindencia. La misma prescindencia que los azules exponen a la opinión pública en el "Comunicado 150", suerte de declaración de principios de un profesionalismo institucional y base conceptual de su propuesta de elecciones generales, que finalmente se hace realidad.

 

Los comicios arrojan el triunfo de la fórmula de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) Illia-Perette, que cosecha 2.400.000 sufragios, poco más del 20 por ciento. El peronismo, respondiendo a un expreso llamamiento de Perón desde Madrid, vota en blanco y los sobres de rechazo resultan 1.700.000, ocupando el segundo lugar.

 

Entre el 14 y el 18 de octubre, vigentes las libertades democráticas en el país, la FUA celebra su VI Congreso, en la ciudad de Rosario. Participan 11 Centros de la UBA, 11 de La Plata, 12 de Norte; 13 de Nordeste, 9 de Córdoba, 7 de Litoral y 5 de Sur. Concurren como observadores 6 Centros de Cuyo; 3 de Litoral, la Federación Universitaria Tecnológica (UTN), el Centro Universitario de La Pampa y el Movimiento Independiente de Ciencias Económicas y Medicina de Tucumán.

 

Elegida la sede del Congreso en la Facultad de Matemáticas de Rosario, se desencadenan desde el vamos furiosos debates ideológicos. Está aún fresca la ruptura sinosoviética y los militantes prosoviéticos y prochinos se afanan por ganar espacios en adyacencias y pasillos donde instalan puestos de venta de literatura política del más variado origen.

 

Las delegaciones estudiantiles se alojan en unidades militares dependientes del II Cuerpo de Ejército. No pasa inadvertido que el comandante de esa unidad de batalla es el general Rosas, cuyo nombre había adquirido difusión por haberse negado a movilizar sus tropas durante el enfrentamiento de "azules" y "colorados".

 

El cisma en la FUA se insinúa al conocerse la determinación de los delegados radicales de no ingresar al recinto de sesiones. Saben que en las comisiones de trabajo se preparan documentos de ácido contenido crítico contra el gobierno de Illia. Saben que la visión de los delegados izquierdistas caracteriza a la administración de Illia como una mixtura de sectores que califican de "progresistas" y "reaccionarios", pero aseguran que son estos últimos los que predominan.

 

Apoyados en las delegaciones de Centros de La Plata, Rosario, Córdoba, Tucumán y Cuyo, el radicalismo sesiona por separado, pero no consuma la fractura de la central. En cambio, congresales de la izquierda más radicalizada y el trotskismo operan en el sentido de gestar una FUA paralela, con respaldo de Centros de Tucumán, Córdoba y Sur.

 

Nominada la nueva Junta Ejecutiva se advierte una acentuada correlación de fuerzas en favor de estudiantes de la izquierda independiente coaligados con el PC. Se encumbra en la presidencia de la FUA Ariel Seoane.

 

Se aprueba la creación de un organismo intermedio entre la Junta y el Congreso: la Reunión Nacional de Centros. Se sanciona un mecanismo de representación proporcional de los delegados, cuyo propósito es otorgar un número mayor a los provenientes de Centros controlados por agrupaciones que hubiesen obtenido mayores caudales de sufragios.

 

El documento final vuelve a representar el pensamiento de las tendencias izquierdistas.

 

Se convoca, en uno de los últimos párrafos, a "llevar a cabo luchas y movilizaciones del pueblo y los estudiantes detrás del programa popular para que, a través de ello, se esclarezca acerca del carácter del gobierno". En esta dirección asevera que el gobierno "ha surgido de un proceso electoral fraudulento, con proscripción de partidos populares" y sostiene que concilia "con la oligarquía y el imperialismo".

 

Un francotirador acaba ese año con la vida del presidente de los Estados Unidos. En Dallas, John Fitzgerald Kennedy es abatido en una virtual emboscada, pero el informe de la Comisión Warren (investigadora) desecha la hipótesis de una conspiración.

 

 John Fitzgerald Kennedy

 

En octubre, Charles de Gaulle presidente y líder de la resistencia francesa antinazi visita la Argentina. Espontáneas manifestaciones populares corean por las calles el estribillo "De Gaulle, Perón, un sólo corazón", inspirados en la simpatía del ex presidente argentino por el mandatario galo.

 Charles de Gaulle 

 

Fidel Castro corrige el rumbo inicial de la Revolución cubana y hace profesión de fe de la filosofía marxista leninista.

 

Florecen en el mundo las vanguardias del arte. Es tiempo de fenómenos artísticos que hacen trizas antiguos esquemas y moldes. Comienza a vivirse el "boom" de la literatura latinoamericana y hay un punto de inflexión en la historia de la música contemporánea: la aparición de Los Beatles. Los amantes del cine gozan del apogeo de dos genios: Ingmar Bergman y Federico Fellini.

 

Oxigenados por la democracia, los Centros de Estudiantes vigorizan su actividad, mientras se obtiene la libertad de universitarios presos por razones políticas. La contracara de las participaciones masivas la ofrecen grupos de izquierda que comienzan a soñar con epopeyas revolucionarias, que relegan a un segundo plano a las organizaciones de masas. Estos sueños de poder atesoran teorías según las cuales el estudiante común sufre desviaciones reaccionarias por naturaleza. Por ende, aconsejan mantenerlo alejado de la conducción de los procesos, a fin de que no estorbe los designios de los dirigentes "lúcidos".

 

En agosto de 1964, la FUA prepara un nuevo Plan de Lucha en cuya cresta reivindicativa se coloca la necesidad de mayor presupuesto para la educación. El presidente Illia concede una audiencia a los miembros de la Junta Ejecutiva. Las crónicas periodísticas relatan un intercambio muy rico y abierto, aunque se desnudan discrepancias en el modo de interpretar la realidad. Los popes de la FUA le solicitan el primer mandatario que ordene desviar hacia la enseñanza remesas de dinero originalmente destinadas a la Defensa. El jefe de estado admite que la demanda es justa, pero también reconoce que los problemas económicos y financieros impiden una satisfacción en lo inmediato.

 

En 1964, la FUA, con el aval de 60 Centros de Estudiantes de ocho Federaciones regionales, reúne a su Consejo Nacional. Se ratifica la vigencia del Plan de Lucha y se emite un documento en el que se expresa el propósito de "promover una ofensiva en escala nacional del movimiento estudiantil, capaz de decidir la orientación de la Universidad como la postula en su programa la FUA".

 

En el mismo sentido del VI Congreso piden, además, becas, mejores salarios docentes, fondos para la investigación, vigencia de la autonomía, el cogobierno y la democracia interna universitarios, enseñanza racional y reforma agraria, a la vez que se opone a los subsidios foráneos, al clericalismo, tecnocratismo y cientificismo.

 

Con estos principios y enunciados, la militancia estudiantil se lanza al ruedo con una ruidosa campaña de paros, actos públicos, volanteadas, pintadas y ocupaciones de recintos de la Universidad. Tomando aún más impulso, varios miles de universitarios desfilan por calles de Buenos Aires, en octubre, con un caballito de batalla: "mayor presupuesto".

 

Puestos a andar, los estudiantes reaccionan con mayor ímpetu al conocerse la intervención norteamericana en Santo Domingo. A gritos y cánticos se pide en las calles que el gobierno argentino desista de enviar tropas para que se unan a la denominada Fuerza Interamericana de Paz (Estados Unidos, Brasil y Paraguay) que actúa en el país antillano.

 

Prevalece en el gobierno la posición de principios del presidente Illia de no ingerencia en los asuntos internos de otras naciones.

 

En el movimiento estudiantil estallan fuertes polémicas, que se traducen en documentos y publicaciones, entre reformistas e izquierdistas que -por un lado- propician la no intervención externa en Santo Domingo, y grupos integralistas y humanistas de derecha que -por otro- al respecto se manifiestan con ambigüedad.

 

Ese año se forma el Frente Estudiantil Nacional (FEN), que aglutina a la militancia peronista universitaria. Antiguas desconfianzas y antipatías contra lo que el justicialismo llama "la Universidad gorila" lo lleva a mantenerse alejado de la FUA y los Centros.

 

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