LAS ECONOMÍAS REGIONALES

 

 

HISTORIA ARGENTINA

Las economías regionales de subsistencia en Argentina

 

 

La principal característica del medio físico en estos territorios era la pradera de la zona templada, excepcionalmente apta para el cultivo de cereales y la producción ganadera.

La agricultura y ganadería de zona templada se mantuvieron ajenas durante todo el período colonial al sector eminentemente dinámico: el comercio exterior. La producción de cereales y de productos de ganadería constituyeron actividades principalmente destinadas al autoconsumo de los productores o al estrecho mercado local. La exportación de cueros constituye una excepción. Con la civilización del cuero el ganado comienza a tomar valor y se constituye en la primer riqueza, que permite la importación de esclavos. Al respecto, en 1713, por el Tratado de Utrecht, celebrado entre España e Inglaterra, ésta obtiene le monopolio de la venta de esclavos en las colonias españolas.

La producción agropecuaria no se adaptaba a las formas típicas de producción colonial destinada a las exportaciones, esto es explotación en grandes superficies territoriales, con una utilización de capital relativamente importante para la época y ocupación de mano de obra servil. La producción agrícola en pequeña escala surgió como la unidad económica básica.

Todos estos factores dificultaron la formación de cuantiosos excedentes agrícolas, su apropiación privada y la exportación de los mismos, limitando el horizonte de la producción rural de clima templado al autoconsumo de los productores y al mercado local.

La población indígena existente en la época de la conquista se concentraba principalmente en la actual zona de Cuyo, las provincias del noroeste y en el centro del país. El total de la población indígena en el actual territorio argentino, a la época de la conquista, habría ascendido a alrededor de 300.000 habitantes. Estas poblaciones fueron económicamente aprovechadas por los conquistadores, mediante la encomienda.

Ningún punto del territorio argentino fue, hasta mediados del siglo XVIII, testigo de una actividad productiva fuertemente vinculada al comercio exterior. Esto determinó el escaso flujo de mano de obra y capitales hacia estas provincias y el carácter eminente de sistemas cerrados que tuvieron las economías regionales durante todo el período colonial, con un consecuente bajo ritmo de desarrollo. Enorme era la diferencia con Potosí que, en el siglo XVII con unos 160.00 habitantes era una de las ciudades más grandes del mundo, bajo el motor de la explotación minera; semejante cantidad de población implicaba una demanda de alimentos, tejidos y animales de carga, que fueron las únicas actividades con algún desarrollo en el territorio argentino.

 


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